La sexualidad es una entidad compleja, en la que pueden distinguirse diversos componentes: sexo, género, orientación sexual, genitalidad y otros (sensualidad, erotismo, expectativa social).

El sexo es anatómico. Está formado por diferentes indicadores (cromosomas, anatomía externa, anatomía interna, y otros) y divide a la especie humana en dos grandes subgrupos, llamados biológicamente "hombre" y "mujer", equivalentes a macho y hembra en términos de zoología.

El género es cultural. Es una construcción compuesta con apariencias, comportamientos, actitudes y roles que la sociedad considera adecuados o esperables en un hombre biológico o una mujer biológica. La masculinidad y la feminidad cambian de acuerdo con las épocas y las sociedades. El género es un continuo complejo definido por muchos rasgos. No hay un límite exacto a partir del cual un varón deja de ser masculino y pasa a ser femenino; en la realidad, la masculinidad y la feminidad son un continuo. Puede haber una masculinidad (o una feminidad) más o menos intensa.

La orientación sexual está determinada por el sexo del objeto del deseo. Si el sujeto siente deseo erótico por personas de sexo distinto al suyo, es heterosexual. Si siente deseo erótico por personas de sexo igual al suyo, es homosexual. Si puede sentir deseo por una persona de sexo igual al propio o de sexo distinto al propio, es bisexual. Modernamente, el nombre dado a los varones homosexuales es gay, y el nombre dado a las mujeres homosexuales es lesbiana.

La identidad genérica es la percepción que cada uno tiene de sí mismo, y que lo ubica entre los hombres o entre las mujeres. La enorme mayoría de las personas tienen una identidad genérica que coincide con su sexo y su apariencia, y por eso nunca piensan en ella: la mayoría de los hombres parte de la base de que son hombres, y su apariencia es masculina. Algo parecido pasa con las mujeres: la gran mayoría de las mujeres da por sentado que son mujeres. Tampoco piensan en su identidad genérica. Por supuesto que tienen identidad genérica, pero como su sexo y su género concuerdan, no le dedican atención:

Expectativa Social de Sexo y Género

La combinación de sexo y género puede ser concordante o no con la expectativa social. Así aparecen varones masculinos, varones afeminados, mujeres masculinas y mujeres femeninas, en todas las gamas.

La expectativa social es previa a que la misma persona sepa cuál es su orientación sexual. La sociedad (expresada por la familia, los amigos, los vecinos, la escuela) le hace entender al niño o a la niña que de ellos se espera una determinada masculinidad o una determinada feminidad, que deben ser acompañadas por la heterosexualidad. Cuando esa persona hace pequeñas variaciones en las expectativas, se habla de originalidad o extravagancia; cuando la persona hace variaciones importantes en las expectativas, la sociedad le aplica una sanción cultural, que puede manifestarse social y políticamente.

El estigma es la sanción social que recae sobre quienes no cumplen con las expectativas sociales en cuanto a la concordancia de sexo y género. Son estigmatizados los varones afeminados y las mujeres machonas. También son estigmatizados los que no cumplen con la expectativa sexual de heterosexualidad.

Discriminación y Homofobia

La discriminación es el acto de jerarquizar entre dos elementos o personas distintos, y calificar a uno de superior y al otro de inferior, acentuando los caracteres afectivos: el superior es digno de admiración y elogio, y el inferior de desprecio.

La homofobia es la forma especial de discriminación que se dirige a las personas homosexuales o a cualquier individuo que tenga un componente de homosexualidad en su personalidad. La homofobia es el sentimiento de repulsión, disgusto u hostilidad hacia las personas homosexuales, o de sexualidad divergente de la heterosexualidad. Ese sentimiento es enseñado en la sociedad desde la infancia, y es la base de la discriminación a las personas homosexuales.

Llamamos homofobia externa, u homofobia a secas, a la sentida por los individuos heterosexuales y por la sociedad general.

La persona homosexual también es educada en la homofobia. Cuando crece y se descubre a sí mismo gay o lesbiana, siente disgusto por sí mismo, que puede expresarse en actitudes de poco cuidado, descuido o daño contra sí mismo. A esto se le llama homofobia internalizada.

El discurso actual contra la homosexualidad es la racionalización de la homofobia. Tiene raíces religiosas, justificaciones médicas y consecuencias sicológicas para enmascarar la discriminación real que nos provocan.