IDS 2007, Vol 21 No 18

Infección de VIH-1 en hombres de alto riesgo que hacen sexo con hombres en Mombasa, Kenia

Eduard J. Sanders a,b, Susan M. Graham c, Haile S. Okuku a,
Elise M. van der Elst a, Allan Muhaari a, Alun Davies a, Norbert Peshu a,
Matthew Price d, R. Scott McClelland c and Adrian D. Smith e

From the a Centre for Geographic Medicine Research – Coast, Kenya Medical Research Institute (KEMRI) – Kili, Kili, Kenya, the b Centre for Clinical Vaccinology and Tropical Medicine, University of Oxford, Headington, UK, the c University of Washington, Seattle, Washington, the d International AIDS Vaccine Initiative, New York, USA, and the e Department of Public Health & Primary Care, University of Oxford, Headington, UK.

Correspondence to E.J. Sanders, MD, PhD, Box 230, Kili, Kenya. E-mailEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. Received: 19 June 2007; revised: 11 September 2007; accepted: 19 September 2007.


Trasfondo: El rol de la homosexualidad y las prácticas de sexo anal en la epidemia Africana de HIV 1 no está bien descrito. Nuestra intención fue determinar los factores de riesgo para la infección de VIH prevaleciente entre hombres que hacen sexo con hombres (HSH) para guiar los esfuerzos de prevención.tab

Métodos: Se estudiaron características sociocomportamentales, signos y síntomas de enfermedades sexualmente transmitidas (ETS) y evidencia sexológica de VIH.1 en 285 HSH enrolados en una estudio de cohorte de preparación de vacunas. Usamos regresión logística multivariada para determinar los factores de riesgo para la infección VIH-1 prevaleciente.

Resultados: La prevalencia del VIH-1 fue del 43.0% [49/114, 95% intervalo de confianza (CI), 34–52%] para hombres que informaban hacer sexo exclusivamente con hombres (HSHE), y 12.3% (21/171, 95% CI, 7–17%) para hombres que informaban sexo tanto con mujeres como con hombres (HSHyM). Ochenta y seis (75%) HSHE y 69 (40%) HSHyM informaron sexo anal receptivo reciente. Entre 174 HSH sexualmente activos en la semana anterior al estudio, 44% informaron no usar condones con parejas casuales. En los tres meses anteriores, 210 HSH (74%) informaron pago por sexo, y la mayoría de los clientes (93%) eran residentes locales. La infección prevaleciente de VIH-1 estaba asociada con sexo anal receptivo reciente [razón de probabilidades (RP) [odds ratio (OR)], 6.1; 95% CI, 2.4–16], sexo exclusivo con hombres (RP, 6,3) (OR, 6.3; 95% CI, 2.3–17), y edad creciente (RP 1,1 por año) (OR, 1.1 per year; 95% CI, 1.04–1.12). Solamente cuatro HSH informaron uso de drogas.

Conclusiones: La alta prevalencia de VIH-1 en los HSH kenianos es probablemente atribuible a sexo anal receptivo no protegido. Hay una necesidad urgente de programas de prevención de VIH-1 para ejecutar intervenciones focalizadas de reducción de riesgo y servicios de ETS a HSH en Kenia.

Keywords: Africa, anal sex, HIV-1, men who have sex with men, risk reduction counselling, sexually transmitted diseases

 

Trasfondo

 

Las parejas homosexuales de varones y las prácticas sexuales anales han sido raramente investigadas en África, en contraste con su detallada caracterización como factor de riesgo clave de la infección VIH-1 en todas las demás partes [1]. Se ha presumido que la relación sexual penetrativa no protegida penil–vaginal impulsa la transmisión del VIH-1 entre adultos en África, enfocando la investigación en poblaciones de alto riesgo tales como las trabajadoras sexuales mujeres TSM [female sex workers] (FSW), [2] las parejas serodiscordantes, [3,4] y las personas en parejas concurrentes [5]. La relación sexual anal raramente se ha informado como un factor de riesgo medido en la vigilancia africana o en la investigación para caracterizar los comportamientos de riesgo de VIH-1, a pesar de una búsqueda continua para explicar la heterogeneidad en la severidad de las epidemias entre diferentes poblaciones de África [6–8].

El sexo entre hombres y la participación en trabajo sexual siguen siendo ilegales y socialmente estigmatizantes en muchos países africanos, [9] y las barreras políticas y culturales hacen que la investigación sobre prácticas de sexo anal sea difícil. En los pocos estudios en los que la relación sexual anal ha sido incluida, los investigadores han estado preocupados por los malentendidos y el error de medición debido al estigma[10]. De modo similar, la vulnerabilidad a la infección de VIH-1 de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) ha sido en gran medida ignorada en África, y el primer estudio de VIH-1 entre los HSH de África fue publicado solamente en el 2005 [11]. A todo lo largo del África subsahariana, hay una falta clara de servicios para la prevención diagnóstico y tratamiento de enfermedades transmitidas por sexo anal, y de intervenciones focalizadas en HSH.

De las poblaciones activas de HSH se sabe desde hace largo tiempo que existen en África Oriental [12]. La terminología local para la homosexualidad existe en diccionarios Ki-Swahili desde el siglo XIX [13] y hay narraciones antropológicas detalladas de identificación de transgéneros, orientación al mismo sexo y comportamiento homosexual que plagan la emergencia global del VIH [14]. Desde el 2005, hemos estado reclutando voluntarios en riesgo muy alto de infección de VIH-1 en una cohorte de preparación de vacuna. De modo inesperado, varios voluntarios varones admitieron tener sexo con hombres. Nuestras investigaciones preliminares y las de otros investigadores sugieren que la relación sexual anal y otros actos sexuales entre hombres son más comunes en Kenia que lo creído anteriormente.

En el 2006, usamos una metodología de captura-recaptura para estimar que 739 HSH [95% de intervalo de confianza (CI), 690–798] estaban vendiendo sexo en Mombasa y sus alrededores; [15] una población similar había sido descrita en Nairobi [16]. Ninguna de estas encuestas basadas en población determine la prevalencia y factores de riesgo para el VIH-1 y otras enfermedades sexualmente transmisibles en la población keniana de HSH. En el estudio aquí presentado, describimos características socioculturales y factores de riesgo para la infección de VIH-1 entre los HSH del área de Mombasa.

 

Methods

Study population

Since July 2005, populations in and around Mombasa at higher risk for HIV infection have been targeted for recruitment into an HIV-1 vaccine preparedness cohort. The present study focuses on MSM, a group for which targeted recruitment began in 2005 [17]. Identication and recruitment of potential MSM study participants was conducted by a team of 10–15 trained peer mobilizers, who approached individuals via personal networks and at venues at which MSM meet to establish contact with partners and clients. The criteria for MSM enrollment was a self-report of any anal sex within the last 3 months. The research clinic is situated approximately 20 km north of Mombasa in a busy suburb with regular bus and matatu (minibus) connections. Mombasa is the second largest town in Kenya (population > 900 000), with a busy commercial sea port and an international airport serving large numbers of tourists.

Data collection

Prospective participants were invited to attend a drop-in centre where they received information about research participation, watched a consent video, and met with a pre-enrolment counsellor. Upon enrolment, a detailed sociodemographic and sexual behavioural history was established by face-to-face interview. Participants were asked if they had previously tested for HIV, and if so the result (if known). Blood was collected for HIV-1 and syphilis screening following the risk assessment.

A standardized medical history and physical examination, including genital (and rectal, if clinically indicated) examination was conducted and recorded by study clinicians. From September 2006, proctoscopy was offered to participants practicing receptive anal sex or experiencing anal symptoms. Syndromic treatment was administered for symptomatic urethritis or proctitis in accordance with World Health Organization treatment guidelines [18]. Participants who were HIV-1-positive at screening were offered enrolment into a parallel HIV-1positive cohort. Clinical care and referrals were provided irrespective of study participation.

 

Laboratory procedures

Whole blood was tested for HIV-1 on site using two rapid test kits (Determine, Abbott Laboratories, Abbott Park, Illinois, USA; Unigold, Trinity Biotech plc, Bray, Ireland) in parallel. Discrepant rapid HIV test results were resolved by a fourth-generation HIV-1 antigen/antibody assay performed at the Kenya AIDS Vaccine Initiative Laboratories in Nairobi [19]. Active syphilis was diagnosed by positive rapid plasma reagin (RPR) titre conrmed by the Treponema pallidum haemagglutination assay (TPHA), at KEMRI, Kili. Gram staining of discharge was performed when symptoms or signs of an infection were present. Urethritis and proctitis were conrmed by microscopic observation of ca. 5 white blood cell (WBC) per oil emersion eld and attributed to Neisseria gonorrhoea where Gram-negative, intracellular diplococci were identied [18].

Data management and analysis

Questionnaire, clinical and laboratory data were entered into a secure database. Individual and aggregate data were subjected to routine accuracy checks by research staff and periodic review by study monitors. Data cleaning, recoding and analysis were conducted using Stata 9.2 [20]. Sociodemographic and behavioural risk factors for prevalent HIV-1 infection were summarized for men who reported sex with men exclusively versus men who reported sex with both men and women. Categorical variables were tested using chi-squared or Fisher’s exact Tests. No normally distributed continuous and categori­cal data were compared using the Wilcox on rank sum test and Spearman rank correlation [21]. Where reported, P values are two-tailed.

Logistic regression was performed to estimate odds ratios (OR) for risk of HIV-1 sero-positivist. All variables associated with HIV-1 status in university analysis at a P-value < 0.2 were entered into a multivariate model. Variables were evaluated using backward stepwise estimation, and retained in the nal model where an association with HIV-1 status persisted (P-value < 0.2). All regression analyses were restricted to persons not known to have tested HIV-1 positive prior to this study (n= 278), to avoid bias caused by behaviour change after status was learned. Analyses of exclusive sex act preference were restricted to participants reporting anal intercourse in the last 3 months (n = 279).

Ethical approval

The study was granted approval by the National Ethical Review Committee under Kenya Medical Research Institute (KEMRI). All participants provided written, informed consent.

 

Resultados

Entre agosto del 2005 y abril del 2007, 285 hombres que informaban sexo con hombres fueron identificados; 114 hombres informaron sexo con hombres exclusivamente (HSHE) y 171 hombres que informaban sexo tanto con hombres como con mujeres (HSHyM). Los HSH formaban aproximadamente un tercio de la población examinada para el enrolamiento de practicabilidad de vacuna; otros grupos de riesgo incluyeron 339 mujeres y 210 hombres en alto riesgo de infección de VIH-1 heterosexualmente adquirida.

Table 1. Sociodemographic characteristics.

africakenia01

IQR, inter-quartile range; MSME, men reported sex with men exclusively; MSMW, men reported sex with both men and women.

a2 Two-sided value based on x test for proportions or Wilcoxon rank sum test.

B Circumcision status missing for two MSME and six MSMW.

 

Características sociodemográficas

La Tabla 1 presenta las características sociodemográficas de estos hombres, comparando HSHE con HSHyM. Los HSH eran más jóvenes que los HSHyM, pero tenían niveles similares de educación. Solamente el 18% de los HSH en una u otra categoría tenían empleo formal. Los HSHE informaron posesión de una cantidad de activos materiales mayor que los HSHyM. Aunque la mayoría de los HSH eran solteros, los HSHyM tenían mucha probabilidad de ser o haber sido casado, en el presente o antes. La mayoría de los HSH se identificaban con una religión organizada. Aunque HSHE tenían significativamente más probabilidades de hacerlo así, no había diferencias significativas en la religión identificada (Católica, Protestante o Musulmana). Más del 90% de los hombres estaban circuncidados.

Comportamiento sexual de riesgo

Casi todos los HSH (98%) informaron participación en relación sexual anal en los tres meses previos. De los HSH que informaron relación sexual anal en los últimos 3 meses, el 37% (104/ 279) informó que todos los episodios habían sido no protegidos por condones. Más de tres cuartos de HSH (82%, 224/279) informaron al menos un episodio de relación anal no protegida con cualquier pareja en los últimos 3 meses El uso informado de condones no varió significativamente por el tipo de relación sexual anal más practicada.

Table 2. Sexual risk behaviour and sexually transmitted diseases.

africakenia2

IQR, inter-quartile range; MSME, men reported sex with men exclusively; MSMW, men reported sex with both men and women; RPR, rapid plasma regain; STD, sexually transmitted diseases; TPHA, Treponema pallidum haemagglutination assay.

a2 Two-sided value based on x test for proportions or Wilcoxon ranksum test for medians.

B Missing records for STD data: MSME: urethral discharge and penile ulceration (2 missing), peri-anal condylomata (9) and peri-anal ulcers (9). MSMW: urethral discharge and penile ulceration (6 missing), peri-anal condylomata (24), peri-anal ulcers (33).

 

La tabla 2 presenta información sobre comportamientos sexuales de riesgo, comparando HSHE con HSHyM. No hubo diferencias en números de parejas regulares o casuales en el último mes. Los HSHyM tenían una probabilidad más significativa de haberle pagado a otra persona por sexo. Doce HSH (4%) informaron haber sido violados en los tres últimos meses; esto fue informado más a menudo por HSHE que por HSHyM. Los HSHE tenían significativamente más probabilidades que los HSHyM de haber practicado relación sexual anal receptiva y era significativamente menos probable que hubieran practicado relación sexual anal insertiva. Una proporción superior de HSHE que de HSHyM informaron practicar tanto la relación sexual anal receptiva como la insertiva en los pasados 3 meses (no fue significativo estadísticamente).

Transactional sex and intravenous drug use

Most MSM (74%) reported selling sex for money or goods in the previous 3 months and 40% of whom reported buying sex as well. Forty-nine MSM (17%) reported neither selling nor buying sex. MSME and MSMW who reported selling sex had similar numbers of clients in the last week (median one versus one, P circa 0.223). MSM selling sex reported higher numbers of casual sexual partners in the last month than MSM not selling sex (median three casual partners versus zero, P < 0.001), and were more likely to report unprotected sex with casual partners in the last week (41 versus 25%, P circa 0.013). There was no difference in numbers of regular partners (median one versus one, P circa 0.133). Among sex workers, personal asset ownership was inversely correlated with the number of clients in the past week (Spearman’s rho –0.17, P circa 0.016). Of MSM reporting having sold sex, 44% (86/197) did so on the streets or beach and 34% (66/197) in bars and nightclubs. Where reported, the vast majority of recent MSM clients were Kenyan residents (128/138, 93%) of whom 52% were of African origin, 28% Arab origin and 9% Indian origin. A minority of MSM clients (local or visitor) were of Caucasian origin (9/138; 6%). Only four participants (1.4%) reported the use of intravenous drug use in the last 3 months.

 

Sexually transmitted diseases

Among 277 participants undergoing genital examination, 62 (22.4%) had urethral discharge at enrolment screening, of which 16.1% were conrmed microscopically (3.2% gonococcal and 12.9% non-gonoccocal urethritis). Prevalence of peri-anal condylomata was signicantly higher in men reporting receptive anal intercourse (6.3 versus 0.9% (no receptive anal intercourse), P igual o mayor que 0.032. The same trend was apparent for prevalent peri-anal ulceration, but differences were not signicant (3.5 versus 2.0%, P igual o mayor que 0.506, data not shown).

Overall HIV-1 prevalence at enrolment was 24.5% (95% CI, 19.7–30.7%). By contrast, HIV-1 prevalence at cohort enrolment was 31.5% (95% CI, 27–36%) for female sex workers and 12.4% (95% CI, 8–17%) for high-risk heterosexual men. Overall, 25.3% MSM reported previous HIV testing, of whom ve MSME and two MSMW disclosed they had tested HIV positive.

Table 2 also presents data on sexually transmitted diseases (STD), comparing MSME with MSMW. There were no signicant differences in clinical signs of STD at

Table 3. Selected crude and adjusted risk factors for HIV-1a.

africakenia03

enrolment between these groups. The HIV-1 prevalence was markedly higher, however, in MSME than in MSMW (43.0 versus 12.3%, P < 0.001). MSME were also more likely than MSMW to have serological evidence of active syphilis (7.0 versus 1.2%, P ¼ 0.009).

Risk factors for HIV-1

Participation in any receptive anal sex in the past 3 months was strongly associated with HIV-1 positivity (unadjusted OR, 4.7; 95% CI, 2.4–9.2). This association persisted when adjusted for age group, religious group, partner preference, anal intercourse without condom (3 months), intravenous drug use (3 months), paying for sex (3 months), peri-anal warts or ulcers, and prior negative testing for HIV-1 (OR, 6.1; 95% CI, 2.4–15.5). In comparison with persons reporting only insertive anal intercourse, the risk of HIV-1 was signicantly higher for those reporting only receptive anal intercourse and higher still for those reporting both (Table 3).

Table 3. Selected crude and adjusted risk factors for HIV-1 a

AI, anal intercourse; CI, condence interval.

a Restricted to 273 participants reporting AI in the past 3 months (six excluded), and not known to be HIV-1 positive prior to study (seven excluded).

b records).

 

Table 3 also shows the analysis of other identied risk factors for prevalent HIV-1 infections. MSME were signicantly more likely to be HIV-1 positive in comparison with MSMW (OR, 6.3; 95% CI. 2.3–17, adjusted for other risk factors as above). Clinical evidence of peri-anal condylomata was independently associated with HIV-1 positivity (adjusted OR, 5.1; 95% CI, 1.1–24). An apparent relationship between peri-anal ulceration and prevalent HIV-1 was not statistically signicant. Recent intravenous drug use was strongly associated with HIV-1 positivity, but this was rarely reported.

 

Discusión

 

El estudio aquí presentado es el primero que describe prevalencia de VIH.1 y factores de riesgo en un grupo grande de HSH de África oriental. Los hombres que admitieron tener sexo exclusivamente con hombres tenían una alta prevalencia de VIH-1 (43.0%), lo que fue significativamente más alto que en los hombres bisexuales (12.3%). Esta alta prevalencia de VIH entre los HSH contrasta con la estimación del 2005 de ONUSIDA para la prevalencia adulta (15–49 años) de 6.1% (95% CI, 5.2–7.0%) en Kenia [22]. Los HSH en este estudio informaron altos niveles de relación sexual penetrativa anal receptiva y muy bajo uso de condones. La mayoría de estos HSH habían sido pagados por sexo en los tres meses previos, y el sexo comercial estaba asociado con correr mayores riesgos.

El sexo anal receptivo, practicado pro el 75% de los HSHE y el 40% de los HSHyM, y el sexo anal tanto receptivo como insertivo, practicado por el 25% de los HSHE y el 32% los HSHyM, estaban fuertemente asociados con la infección VIH-1. El seguimiento preliminar de HSH que eran VIH-1 negativos en el momento de enrolarse da apoyo a estos resultados principales. Dentro de un período de cohorte de seguimiento de un total de HSH de 92 personas-años de observaciones (pao), la incidencia HIV-1 sin depurar fue 8.8 por 100 pao (95% CI, 2.2–35.2) entre hombre que informaban relación sexual anal insertiva solamente, 12.9 por 100 pao (95% CI, 4.2–40.0) entre hombres que informaban solamente relación sexual anal receptiva, y 20.4 por 100 pao (95% CI, 7.6–53.8) entre hombres que informaban relación sexual tanto insertiva como receptiva [17,23].

La preferencia exclusive por parejas de varones estaba asociada con la prevalencia de infección de VIH-1 Las probabilidad de prevalencia de VIH-1 eran más altas para los HSH que informaban sexo anal penetrativo no protegido en los últimos tres meses, versus sexo anal protegido, pero esto no alcanzó significación estadística. No pudimos identificar las cantidades de parejas en sexo no protegido con factores de riesgo para infección de VIH-1, lo que sugiere que nuestros datos son limitados. Las explicaciones plausibles para el resultado de que los hombres que habían pagado por servicios sexuales en los tres meses pasados tenían menos probabilidades de ser seropositivos al VIH-1 incluían un uso más consistente del condón o tasas más altas de tomar el rol insertito cuando se compra el sexo. No pudimos explorar esto yendo más allá en el presente estudio, sin embargo, debido al modo en que estaban estructuradas las preguntas.

Hay varias limitaciones en este estudio transeccional de HSH que se enrolaban en una cohorte de practicabilidad de una vacuna. En primer lugar, aunque nuestros criterios de reclutamiento incluían cualquier HSH sexualmente activo, nuestra movilización de comunidad, dirigida por informantes, identificó en su mayor parte a HSH que vendían sexo. Los trabajadores sexuales generalmente representan una fracción pequeña pero más sexualmente activa de una población HSH más amplia. Sospechamos fuertemente que nuestros resultados no son generalizables a todos los HSH de Mombasa, particularmente a los que no tienen vínculos con el comercio sexual. Está en curso un Nuevo estudio para identificar e involucrar a estos hombres para mejorar nuestro conocimiento de los vínculos entre trabajadores sexuales, sus clientes y la población general. En segundo lugar, se sabe que la recordación de comportamiento sexual basada en un cuestionario de comportamiento sexual y prevención de riesgo está sujeta a numerosos sesgos provenientes del respondiente [24]. El comportamiento sexual reciente con toda probabilidad es un reflejo relativamente pobre de los comportamientos y cambios de comportamientos de riesgo acumulados a lo largo del tiempo. Aunque el nivel de estigma superior asociado con la relación sexual penetrativa anal receptiva puede haber dado como resultado una cierta cantidad de mala clasificación de la conducta, esto probablemente daría como resultado una subestimación de la asociación entre relación sexual anal receptiva e infección de VIH-1.

Las narraciones personales de experiencias sexuales formativas de algunos de estos hombres son comparables con las narraciones dadas por los hombres homosexuales en los demás países. La observación de que las cantidades de parejas recientes están, sin embargo, inversamente relacionadas con posesión de activos personales entre trabajadores del sexo sugiere que para algunos hombres la participación en actividad sexual del mismo sexo puede ser debida a dificultades económicas. Los HSHE, a los que localmente se denomina “queens”, [locas], tienen mayor probabilidad de autoidentificarse como ‘gays’. Los trabajadores sexuales que venden sexo tanto a hombres como a mujeres a menudo practican solamente la relación sexual anal insertiva con los hombres, y localmente son denominados “reyes”. Los reyes tienen a rechazar las ideas de sexualidad del mismo sexo. Será clave hacer más investigación sociocomportamental dirigida a clarificar la segregación de rol sexual y la versatilidad (tanto relación sexual receptiva como penetrativa) para diseñar e implementar mediciones de prevención de VIH-1, y comprender el rol de la conducta HSH en la dinámica de transmisión del VIH-1 [25].

La tasa extremadamente alta de prevalencia de HIV-1 y bajo uso de condón entre estos HSH llama a urgente acción de salud pública. Nuestro estudio rechaza la hipótesis de que el comercio sexual HSH local existe para atender las demandas de visitantes internacionales, y también directamente contradecimos otra opinión local prominente: que la conducta del mismo sexo entre hombres se realiza para mantener los hábitos de droga intravenosa. Aunque el alto riesgo de VIH-1 entre los HSH que son usuarios de droga intravenosa subraya la necesidad de intervención específica, este comportamiento de riesgo fue informado por solamente cuatro HSH (1.4%).

Que los HSH hayan recibido poca atención como grupo vulnerable en Kenia, y en África en general, sigue siendo incomprensible teniendo a la vista el registro histórico y antropológico que documenta la existencia del grupo [14]. Los HSH de +África a menudo enfrentan profunda negación y estigmatización social y política [26]. Que nuestra unidad de investigación haya Ganado en Kenia una aceptación duradera de parte de los HSH, a pesar de su distancia relativa de la Mombasa central, debe mucho a la diligencia y entusiasmo de los trabajadores de pares extraídos de la comunidad HSH, pero también notamos la falta de otros servicios de salud seguros, “amigables para los HSH” en el área. Nuestra experiencia también confirma que los HSH pueden ser participantes motivados dentro de programas de investigación, [17] ya que el abandono del seguimiento es marcadamente más bajo que entre los hombres y mujeres heterosexuales.

En suma, éste es el primer informe de prácticas de sexo anal receptivo proveniente de un grupo grande HSH en relación con la infección de VIH-1 en África Oriental. El sexo receptivo anal sin protección es común, especialmente entre HSH que venden sexo, y está fuertemente asociado la infección de VIH-1. Nuestros resultados preliminares son consistentes con los estudios tempranos de riesgo de VIH-1 y comportamientos sexuales de los HSH en contextos occidentales [27]. El trabajo sexual comercial es más común en Kenia, sin embargo, debido a las altas tasas de desempleo y la falta de oportunidades para seguir estudiando y capacitándose. Los residentes locales que no se identifican como ‘gays’ a menudo son clientes de trabajadores sexuales HSH. Creemos que hay una urgente necesidad de enfocar las necesidades de salud sexual de los trabajadores sexuales HSH y sus clientes. Con evidencia prometedora que sugiere que la prevalencia de VIH-1 en Kenia puede estar bajando [28], la provisión de intervenciones apropiadas enfocándose en grupos marginados de alto riesgo será crucial para seguir avanzando en la prevención del VIH-1.

 

Acknowledgements

We wish to commend the commitment of the MSM participants, peer leader recruiters, and Community Advisory Board. We thank our counselling and clinical staff in Mtwapa for their hard work and dedication; Scott Geibel, Population Council Nairobi, for advice on MSM recruitment strategies; Dr A. Kahindi, Provincial Medical Ofcer, Coast Province, and Dr Esther Getambu, National AIDS Control Council, for support and advice; Helen Thomson and Melanie Onyango, International Aids Vaccine Initiative, Nairobi, for useful input and monitoring; and Mr. Bashir Farah, Kenya AIDS Vaccine Initiative, Nairobi, for conrmatory HIV-1 testing.

 

Sponsorship: Financial support for this study was provided by the International AIDS Vaccine Initiative (IAVI), New York, USA, and the U.S. Agency for International Development (USAID).

 

This paper was published with permission from the Director of KEMRI.

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