Actividad finalizada gracias por participar!
En el marco del ciclo "Ópera para Todxs" el sábado 22 de septiembre a las 16 hs
proyectaremos la ópera La Cenerentola (La Cenicienta) de Gioacchino Rossini. Subtitulada en castellano con presentación y comentarios de Eduardo Filomena.
Lugar, sede de SIGLA, Pasaje del Progreso 949, Capital.(¿Cómo llego?)
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La Cenerentola

(Gioacchino Rossini)

La Cenerentola

Personajes

Angelina - Cenerentola, hijastra de Don Magnifico -   mezzosoprano

Don Ramiro - príncipe de Salerno -                            tenor

Dandini - valet del príncipe -                                 barítono/ bajo de coloratura

Alidoro - filósofo y maestro de Don Ramiro -              bajo de coloratura

Don Magnifico, barone di Montefioscani -                   bajo bufo

Clorinda - la hija mayor de Don Magnifico -                soprano

Tisbe - la hija menor de Don Magnifico -                    mezzo

Criados, invitados al baile, cortesanos

(La cenicienta) ó El triunfo de la bondad es una ópera cómica con música de Gioacchino Rossini y libreto de Jacopo Ferretti. Fue estrenada en el Teatro Valle de Roma el 25 de enero de 1817.

Rossini compuso esta ópera a los 25 años de edad, en tan solo tres semanas. El empresario del Teatro Valle, rival del Teatro Argenta donde fue estrenada Il barbiere di Siviglia, contrató a Rossini para componer una ópera un año después del éxito de aquella. Al principio se barajó la posibilidad de utilizar un libreto de Gaetano Rossi (libretista de Semiramide), pero finalmente se decidió crear uno nuevo. El libreto más que basado en el cuento de Charles Perrault, se basa en otra ópera, compuesta por Stefano Pavesi y llamada Agatina, o La virtù premiata, que se estrenó en Milán, apenas tres años antes, el 14 de abril de 1814.

Llaman poderosamente la atención las diferencias con el cuento de Perrault, siendo el más notable que se sustituye el hada madrina por un hombre de carne y hueso, coincidiendo con los requerimientos que impuso Rossini al libretista: no debían utilizarse elementos sobrenaturales.

Incluye algunos de los más difíciles pasajes de la literatura rossiniana, entre ellos el rondó final del personaje de Angelina (La Cenicienta) donde cuenta que ya no habrá más llanto ni sufrirá junto al fuego de la cocina "Nacqui all' affanno...non piú mesta"

Al igual que Il barbiere, La Cenerentola fue recibida con hostilidad durante el estreno, pero rápidamente se convirtió en un éxito en Italia y en el extranjero. En España se estrenó en el 18 de abril de 1818, en el Teatro de la Santa Cruz de Barcelona; llegó a Londres en 1820 y a Nueva York en 1826.

Durante todo el siglo XIX su popularidad rivalizó con la del Barbero, pero poco a poco fue saliendo del repertorio por las escasas voces contralto de coloratura que había.

En 1950 las italianas Giulietta Simionato y Fedora Barbieri lo cantaron y a partir de los años 70 del siglo XX, se avivó el interés por Rossini y surgió una nueva generación de mezzosopranos que acometieron el papel principal, Marilyn Horne, Teresa Berganza, Lucia Valentini Terrani, Frederica von Stade, Cecilia Bartoli y Jennifer Larmore.

Actualmente Joyce DiDonato, Magdalena Kozena y Elina Garanca son las mejores exponentes del papel.

ARGUMENTO

ACTO I:

A fines del siglo XVIII o a principios del siglo XIX. En el hall de la mansión de Don Magnifico, el barón de Montefiascone, sus dos hijas, Clorinda y Tisbe, tratan sobre atavíos mientras que su hijastra, Cenerentola (Cenicienta), cuyo nombre verdadero es Angelina y es la sirvienta de la familia, canta una canción acerca de un rey que encontró a su esposa entre la gente común.

Mientras se apoya en la puerta, varios cortesanos arriban para anunciar que el Príncipe Ramiro pronto estará de visita: esta buscando a la muchacha más bella de la tierra para que sea su novia. Las hermanas le ordenan a Cenerentola que les traiga más joyas. Magnifico, despertado por la conmoción, viene para investigar, regañando a las niñas por haber interrumpido su sueño de un burro con alas.

Todos se van a sus habitaciones, y el Príncipe Ramiro, disfrazado con las ropas de su sirviente Dandini, arriba a la mansión solo, con el fin de ver a las mujeres del hogar sin que sepan quien es el. Cenerentola es sorprendida por lo bello que es el extraño, y se admiran mutuamente. El príncipe le pregunta quien es ella, Cenerentola le narra la muerte de su madre y su actual situación de sirvienta y luego se disculpa y va a atender el llamado de su hermanastra.

Dandini, haciéndose pasar todavía por el príncipe, escolta a las dos hermanas a la casa real y le ofrece a Magnifico un tour por la bodega de vinos, con la esperanza de emborracharlo.

Clorinda y Tisbe se vuelven a juntar con Dandini; cuando él les ofrece a Ramiro como un acompañante para alguna de ellas pero ellas lo rechazan. Alidoro anuncia la llegada de una dama desconocida. Ramiro reconoce algo en su voz. Cuando ella levanta su velo, él y Dandini, y también las hermanas, ven algo familiar en su apariencia.

La confusión general también es asumida por Magnifico, que viene a anunciar la cena y se da cuenta del parecido de la recién llegada con Cenerentola. Todos sienten ser parte de un sueño, pero a punto de ser despertados por un gran acontecimiento.

ACTO II:

Sigue  la  fiesta  en  el  palacio  del  príncipe  Ramiro  y  Cenicienta  rechaza  las

proposiciones del falso príncipe personificado por Dandini, diciéndole que ella está enamorada de su camarero (quien sabemos que es el verdadero príncipe), con lo cual Don Ramiro apenas puede contener su alegría.

El verdadero Dandini, entretanto, ha confesado que no es el príncipe a Don Magnífico, que desilusionado regresa a su casa con Clorinda y Tisbe.

Cenicienta los ha precedido, se ha quitado el lujoso vestido y se dedica a sus rutinarios trabajos domésticos.

Tras ellos llega también Don Ramiro. Se da a conocer como el príncipe y ante la estupefacción de Don Magnífico y sus hijas, pide por esposa a Cenicienta.

En la escena siguiente, en una sala palaciega el príncipe Ramiro y Cenicienta reciben los homenajes de mucha gente, entre los que están su padrastro y sus hermanastras, ya perdonados por la nobleza de alma de la afortunada muchacha.

Cenicienta, como princesa, vivirá ahora feliz para siempre junto a su nuevo esposo, Don Ramiro, príncipe de Salerno.

Rossini y La Cenerentola

Cuando escribió La Cenerentola, Rossini sólo tenía veinticinco años, pero sus otras óperas ya le habían valido una fama excepcional en Italia y por toda Europa. Compuso La Cenerentola para Signore Cartoni, empresario del Teatro Valle de Roma, y se iba a representar durante los carnavales de Roma. Corría el año 1816, y Jacopo Ferretti fue el libretista elegido. Él sugirió basar la nueva ópera en el cuento de hadas francés Cendrillon (La Cenicienta), de Charles Perrault, pues era un tema cómico y sin complicaciones.

Ferretti escribió el libreto en veintidós días, y Rossini compuso la música en sólo veinticuatro más. El proceso se aceleró al recurrir a música de óperas anteriores; por ejemplo, Rossini empleó la obertura de La Gazzetta.

Aparte del gran don de Rossini para la comedia, la ópera destaca por su acrobática partitura vocal, que exigía de los cantantes una gran agilidad en la línea vocal. Se trataba de la música más difícil que Rossini había compuesto nunca. Seguía la tradición de la escuela de ópera del bel canto, con recargadas escenas vocales y orquestales, tal como se aprecia en los sextetos de las escenas finales del primer y segundo actos: un brillante efecto que ya había empleado en las escenas finales de Il Barbiere di Siviglia (El barbero de Sevilla).

Historia de las representaciones de La Cenerentola

La Cenerentola se estrenó en el Teatro Valle de Roma el 28 de enero de 1817, con varias celebridades en el reparto. Geltrude Righetti Giorgi interpretó el papel principal, habiéndose hecho un nombre gracias a su papel de Rosina en el estreno de El Barbero de Sevilla en 1816. Pero ya fuera porque las voces de los cantantes estuvieran en declive, o porque el cansancio se impuso tras los prolongados  ensayos,  la  primera  representación  de  La  Cenerentola  fue  un

fiasco. La ópera consiguió su éxito final sólo después de la quinta representación, y a este éxito seguiría uno aún mayor en el Teatro La Scala de Milán el siguiente 25 de agosto. Más tarde, La Cenerentola viajaría con gran éxito por toda Italia y por el resto de Europa. En 1844 se convirtió en la primera ópera escenificada en Australia.

La primera representación de La Cenerentola en Nueva York tuvo lugar en el Park Theater del sur de Manhattan el 27 de junio de 1826, presentada por la compañía de Manuel García. En una versión libre de elementos sobrenaturales, la historia de la Cenicienta se adecuaba a la perfección al talento de Rossini para las tramas con sorpresas, disfraces y enredo. La partitura brillaba desde la obertura hasta el deslumbrante rondó final (rondó que está adaptado del aria final de Almaviva en Il Barbiere di Siviglia).

Durante la primera mitad del siglo, hubo pocas funciones de La Cenerentola debido a la falta de talentos para la coloratura del bel canto (una excepción fue la mezzosoprano española Conchita Supervia). Considerada la obra maestra de Rossini, hasta después de la Segunda Guerra Mundial no llegaron tres notables mezzosopranos que devolvieron su antiguo lustre a esta partitura musical: Giulietta Simionata, Teresa Berganza y Marilyn Horne. Así pudo el público musical volver a disfrutar del gran talento cómico de Rossini.

En 1817 compuso Gioacchino Rossini la ópera iocosa La Cenerentola, basada en el cuento de La Cenicienta pero con varias licencias: en vez de hada madrina, aquí aparece Alidoro, el tutor del príncipe Ramiro; no hay madrastra, sino padrastro; en lugar de perder un zapato, entrega un brazalete (si bien nosotros también lo hemos cambiado, ahora por un velo).

Gioacchino Rossini (nacido en Pésaro, Italia, el 29 de febrero de 1792 y fallecido en París, Francia, el 13 de noviembre de 1868). Compositor italiano, conocido especialmente por sus óperas cómicas (en un famoso encuentro con Beethoven, éste le indicó despectivamente que siguiese componiendo muchos «Barberos de Sevilla»), pero con numerosas aportaciones también en el mundo de la ópera seria (la bellísima obra «Tancredi», por ejemplo).

Todo ello le hizo asumir el «trono» de la opera italiana, del bel canto de principios del siglo XIX, género que realza la belleza de la línea melódica por encima del drama o la profundidad emocional y por encima del interés armónico. A medida que avanzan sus composiciones, éstas van adquiriendo un mayor grado de dificultad vocal, tanto que desde mediados del siglo XIX hasta los años setenta del siglo XX, muchas de sus obras se creían imposibles de cantar, Rossini nace en el seno de una familia con algunos conocimientos musicales, que afianza en el conservatorio de Bolonia.

Casi accidentalmente (a petición de unos amigos), comienza a componer óperas (1810) y, dado el éxito que logra, no dejará ya de hacerlo… hasta 1829 año en que culmina su gran ópera Guillaume Tell.

Entre tanto, compone algunas de las obras más conocidas de todo el repertorio operístico. Lo que podríamos llamar la primera parte de su vida, se desarrolla en Italia, donde recorre las principales ciudades presentando sus óperas.

En esta época se producen muchos de sus conocidos «pasticcios», o autoplagios que se producían porque tenía que componer numerosas obras cada año y, no estando las ciudades italianas especialmente bien comunicadas, se dedicaba a cortar y pegar trozos completos de óperas anteriores para presentarlas en el siguiente lugar de estreno.

Destacan las composiciones que hizo (especialmente para el Teatro San Carlos de Nápoles) para una conocida cantante de la época, Isabel Colbran, con quien se casó y formó pareja musical durante muchos años. Poco a poco va agotando los recursos de su composición italiana y, tras dos óperas que exigen el máximo virtuosismo y la mayor dificultad vocal (Semiramide y Zelmira), pero contienen también la máxima belleza, se desplaza por otras partes de Europa, afincándose finalmente en París (definitivamente en 1825). Esta segunda parte de su vida será muchísimo menos prolífica en lo musical que la italiana (en Italia, entre 1810 y 1823 compuso 34 óperas; cuando, por ejemplo, Verdi, tardó más de cuatro años en componer Aida).

Comienza su época francesa con alguna ópera en italiano y sobre todo con la reelaboración en francés de óperas ya estrenadas en Italia (el Sitio de Corinto es una reelaboración de Maometto Secondo; Moisés y Faraón es una reelaboración de Moisés en Egipto; El Conde Ory es una reelaboración del Viaje a Reims). Culmina esta producción con una grandiosa (por calidad, emoción y duración de más de cuatro horas) ópera en francés: Guillermo Tell.

Curiosamente, ésta será su última ópera (cuando le quedaban varias decenas de años de vida por delante). Es éste uno de los grandes temas de la iconografía operística actual. ¿Por qué dejó Rossini de componer tras Guillermo Tell?

Son muchas las respuestas que se dan, desde el hastío, hasta la riqueza que ya había generado, pasando por abundantes dificultades de salud y, quizá también por el cambio que se estaba produciendo en el mundo de la ópera, con nuevas necesidades vocales, orquestales y teatrales.

Quizá los motivos sean todos estos y algunos más. Sin embargo, aunque no volvió a componer otra ópera, no abandonó el mundo musical, haciéndose cargo de la dirección de varios teatros franceses y componiendo muchísimas obras breves (a menudo relacionadas con su otra gran pasión, la cocina), así como varias obras religiosas. Rossini fallece en Francia en 1868, habiendo sobrevivido a muchos de sus «sucesores» en el trono de la ópera italiana (Vicenzo Bellini, Donizetti) y coincidiendo con la emergencia de Verdi y de Wagner; es enterrado en París inicialmente, para ser trasladados sus restos al año siguiente a Florencia.

Los protagonistas: uno por uno

La Cenicienta es una ópera en la que cada personaje juega un rol importante en la vida de los demás. Por ejemplo, Cenicienta se ve siempre obligada a trabajar y se tiene que quedar en casa porque su padrastro y hermanastras la tratan como a una esclava, pero Cenicienta es, al mismo tiempo, motivo de envidia para sus hermanastras.

En lo que atañe al príncipe y a su criado Dandini, sus vidas están ligadas a las diferencias sociales que hacen de uno un príncipe y de otro un criado y, a la vez, les hacen depender el uno del otro.

Del mismo modo, el príncipe ocupa el estrato más alto de la escala social gobierna porque los ciudadanos (Don Magnífico, las hermanastras, Cenicienta, etc.) así lo aceptan.

Quizá el único personaje que no depende de los demás es la ratita. Ella puede observar y explicar la historia, y actuar ecuánimemente sin influencias externas. Y lo mejor de todo es que puede hacerlo sin ser vista.

Rossini despoja a la historia de sus componentes mágicos y combina elementos bufos (es decir, elementos cómicos que en ocasiones pueden rayar lo grotesco) con elementos realistas que logran que la audiencia perciba a los personajes de una forma más cercana. ¿Quién no conoce una Cenicienta, un Don Magnífico, una Tisbe...? Personajes engreídos, vanidosos, bondadosos que aparecen en la ópera pero que también existen en el mundo en el que vivimos.

Merece la pena remarcar el hecho de que Rossini caracteriza a sus personajes a partir de las melodías que cantan. Cenicienta, que encarna la virtud y la bondad, tiene las melodías más complejas y virtuosas, tal y como se puede apreciar en la última aria “Non più mesta”, mientras que sus hermanastras tienen melodías más previsibles y monótonas como veremos en «No no no: non v’è».

El carácter socarrón de Don Magnífico está genialmente reflejado en las melodías que canta, como se puede apreciar en “Miei rampolli femminini”, aria en el que Tisbe y Clorinda lo despiertan mientras está durmiendo. De la misma manera, el príncipe Ramiro siempre hace gala de un canto elegante, que no pierde ni cuando está disfrazado de criado, puesto que sus cualidades humanas y vocales no se ven alteradas aunque cambie su aspecto físico y social… ¡la elegancia nunca se pierde! En el dúo “Un soave non so che”, la elegancia del príncipe (en guisa de Dandini) queda espléndidamente plasmada en el momento en que se encuentra por primera vez con Cenicienta y… surge el amor.

Vamos a conocer mejor a los protagonistas:

Angelina Cenicienta, mezzosoprano

Huérfana de padre, su madre se casa con Don Magnífico y ésta fallece al poco tiempo. Es tratada como una criada por parte de su padrastro y sus hermanastras, y la obligan a cocinar y limpiar la casa.

De ahí el apodo de “Cenicienta”, pues siempre está sucia con cenizas.

A pesar del maltrato recibido por parte de su padrastro Don Magnífico y sus hermanastras Clorinda y Tisbe, Cenicienta no se rinde en la búsqueda de una vida mejor y quizá de su príncipe soñado. Rossini reserva sus mejores melodías y virtuosismo para el personaje más noble y bondadoso.

Don Ramiro Príncipe de Salerno, tenor

El príncipe Ramiro está obligado a casarse para poder gobernar. Su carácter romántico le hace buscar a alguien que lo quiera tal y como es, sin que su condición aristocrática influya en ello. Para este fin intercambia su vestimenta de príncipe con la de su criado, Dandini, mucho más humilde, para así poder saber qué piensa realmente de él la gente al verle.

Don Magnífico Barone di Monte Fiascone, bajo

Noble decadente que ha arruinado la economía familiar por su gran afición a la bebida, tal y como indica su nombre (“fiascone” significa botellónn italiano). Se ha convertido en un hazmerreír y para poder arreglar esta situación quiere que una de sus hijas se case con el príncipe.

Tisbe y Clorinda Hijas de Don Magnífico, mezzosoprano y soprano

Hermanastras presumidas y antipáticas. Detestan a Cenicienta y se pasan el día dándole órdenes y maltratándola. Sólo les preocupa su imagen y la obtención de reconocimiento y éxito social.

Dandini Criado del príncipe, barítono

Criado y cómplice del príncipe. Intercambia su aspecto con el del príncipe Don Ramiro y le ayuda en su plan. Durante su apariencia principesca se crean situaciones cómicas, pues Dandini se aprovechade su momentánea condición y rol aristocrático.

Ratita Simpático personaje que ejerce de narradora y nos cuenta los entresijos de la historia. Este animalito es el único que conoce la verdadera historia que se esconde detrás de cada personaje. Por ello orienta y ayuda a Cenicienta a ir a la fiesta que el príncipe ha organizado con el fin de encontrar una esposa entre las asistentes.

¡Menos mal que las hermanastras no tienen gato!