Desde SIGLA manifestamos nuestro repudio ante el acto de lesbofobia cometido por la policía de la ciudad de Buenos Aires el pasado 2 de octubre cuando Mariana Solange Gomez fue golpeada y detenida por dos oficiales por el sólo hecho de estar besándose con su esposa en el centro de trasbordo de Constitución.
Mariana estuvo presa durante varias horas bajo la excusa de estar fumando en un lugar no permitido. Tal fue el argumento que utilizaron los uniformados para justificar su accionar a todas luces desmedido e incomprensible. Por si fuera poco en la comisaría no aceptaban su condición de esposas y les solicitaron el certificado de matrimonio, cosa que muy probablemente no ocurriría con una pareja heterosexual.
Nos preocupa lo que vemos como una ola generalizada de ataques homo-lesbo-transfóbicos en el país y una voluntad restauradora de parte de sectores que fueron "derrotados" por las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género.
En esta línea se inscribe el reciente decreto emitido por el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, que prohíbe a las instituciones educativas bajo su órbita de enseñar la "teoría de género y los textos que la sostienen", que no hace más que reflejar la doctrina de la iglesia católica en la materia, decreto diocesano, que supone una iglesia con la facultad de no respetar las leyes de la nación, además de ocultar información y mal enseñar a los alumnos de sus escuelas.
También el reciente intento de sancionar una ley de "libertad religiosa", otorgando privilegios a los diferentes cultos para estar por encima de la ley y permitirles discriminar a gusto a quienes no se ajusten a su dogma.
El estado debe proteger especialmente al colectivo LGBT que es uno de los sectores vulnerables de la sociedad, por eso exigimos que se capacite a las fuerzas policiales en el respeto a la diversidad y los derechos humanos para que ya no tengamos que sufrir hechos como el ocurrido en Constitución.