RESUMEN: En los años sesenta del siglo XIX, con una innovadora teoría del origen de la homosexualidad que no la veía ni como un pecado ni como una enfermedad, el abogado alemán Karl Heinrich Ulrichs se volvió un abierto defensor de su práctica. Este paper describe la teoría, ubicándola históricamente en el contexto de la vida de Ulrichs, y muestra por qué, aunque fue progresista para su tiempo, eventualmente fue abandonada.

Journal of Homosexuality, Vol. 6 (1/2) (Otoño/invierno 1980/81): 103–111

 

LA TEORÍA DEL “TERCER SEXO” DE KARL HEINRICH ULRICHS

 Hubert C. Kennedy. PhD

 

RESUMEN: En los años sesenta del siglo XIX, con una innovadora teoría del origen de la homosexualidad que no la veía ni como un pecado ni como una enfermedad, el abogado alemán Karl Heinrich Ulrichs se volvió un abierto defensor de su práctica. Este paper describe la teoría, ubicándola históricamente en el contexto de la vida de Ulrichs, y muestra por qué, aunque fue progresista para su tiempo, eventualmente fue abandonada.

 

 Notando que “en la mayoría de los rincones de la civilización occidental, la homosexualidad terminó siendo rotulada tanto como pecaminosa como criminal, un insulto contra Dios y el ser humano [man], indicativa de la decadencia social,” Bell y Weinberg agregan: “Esta idea persistió por más de quince siglos hasta que fue reemplazada, al menos en algunos espacios, por la igualación hecha por las autoridades médicas de homosexualidad con enfermedad.”1 Aunque los cimientos del cambio fueron puestos en el siglo XVIII, la transición del modelo religioso al modelo médico de la homosexualidad se produjo principalmente durante el siglo XIX y se arraigó firmemente durante la primera mitad del siglo XX. Se ha argumentado que “uno de los factores causales del cambio fue el intento de ciertos elementos de la comunidad médica de dar impulso a las actitudes occidentales tradicionales hacia el sexo: actitudes que venían siendo desafiadas por el nuevo racionalismo del período.”2 Uno de estos desafíos a las actitudes tradicionales fue la teoría de Karl Heinrich Ulrichs de que el varón homosexual tiene un “alma femenina confinada en un cuerpo masculino.”3 La popularización de esta teoría en los sesenta del siglo XIX trajo consuelo a muchos, pero el surgimiento del modelo médico (enfermedad) de la homosexualidad, en combinación con la debilidad interna de la idea de un “tercer sexo,” produjo la caída de la teoría de Ulrichs. La teoría puede ser considerada progresista para su tiempo, ya que no solamente permitió que Ulrichs aceptara su propia homosexualidad, sino que también lo condujo a defender los derechos de los hombres y mujeres homosexuales. Quizás fue la primera persona de los tiempor modernos en hacerlo así públicamente.

 

Karl Heinrich Ulrichs nació el 28 de agosto de 1825, hijo de un arquitecto empleado en el estado de la ciudad de Aurich en Alemania septentrional.4 Karl Heinrich tuvo una hermana mayor y otra menor; otra hermana y un hermano no sobrevivieron a la infancia. Entre sus parientes había juristas, empleados del Estado y varios ministros protestantes, incluyendo el hermano de su madre y su padre, que era supervisor de un distrito eclesiástico. Después de asistir a la escuela primaria en Aurich y a las escuelas secundarias (Gymnasia) en Detmold y Celle, Ulrichs estudió derecho en las universidades de Göttinga y Berlín y ganó un premio en cada universidad por una disertación en latín.

 

Habiendo completado sus estudios, Ulrichs se empleó en el Estado del Reino de Hanover como abogado adjunto [junior attorney], pero, después de la muerte de su madre en 1857 (su padre había muerto en 1835) y el casamiento de sus hermanas, abandonó su puesto para viajar. En los años siguientes visitó Colonia, Mainz, Stuttgart, Munich, Viena, Graz, Praga y Leipzig. El año 1861 lo encontró en Frankfurt am Main, donde conoció a Justin T. B. von Linde, diputado por Lichtenstein, Reuss y Homburg a la dieta de la Confederación Alemana, y se volvió secretario personal de Linde.5 En este círculo diplomático, Ulrichs entabló una amistad duradera con Ludwig Windthorst, quien comenzó su segundo período como Ministro de Justicia del Reino de Hanover a fines de 1862.

 

El verano de 1862 fue una época muy ocupada para Ulrichs. Además de trabajar para Linde, estaba corrigiendo el manuscrito de un libro de leyes para Heinrich August Tewes (después profesor de Derecho Romano en la Universidad de Graz y amigo de toda la vida de  Ulrichs) e informando a varios periódicos sobre el Torneo de Tiro de Toda Alemania, en donde es probable que haya conocido a Johann Baptist von Schweitzer, secretario correspondiente del comité central del Torneo y editor de su periódico oficial. Schweitzer, cuyo discurso en una manifestación de obreros del 25 de mayo de 1862 puede ser tomada como el comienzo de la Socialdemocracia del área de Frankfurt,6 se hizo malamente conocido dos semanas después del Torneo cuando fue arrestado por un acto de “indecencia pública” con un jovencito en un parque de la ciudad de Mannheim. Ulrichs escribió una defensa y se la envió a Schweitzer, pero parte de ella fue interceptada y confiscada por las autoridades.7

 

El incidente Schweitzer puede haber ayudado a decidir a Ulrichs a publicar sus ideas sobre “el riddle del amor entre hombres.” Esto había ocupado sus pensamientos y estudios desde sus primeros años de adolescencia, donde por primera vez reconoció que se sentía sexualmente atraído hacia otros hombres, y sintió que había resuelto el “rompecabezas.” En una carta del 28 de noviembre de 1862, que envió a ocho de sus parientes, Ulrichs anunció su plan de publicar una monografía sobre el tema, titulada provisoriamente: “La Raza de los Hermafroditas Uranios, i.e. “Los Medios Hombres Que Aman a Hombres.”8 A pesar de la oposición de los parientes al proyecto, continuó con su plan y completó el primer volumen en 1863, aunque su publicación se demoró hasta 1864 por dificultades legales. En deferencia a su familia, al principio Ulrichs usó el seudónimo “Numa Numantius.” No reveló su verdadera identidad hasta 1868.

 

En los años de 1864 a 1879, Ulrichs publicó doce volúmenes sobre el tema, titulados colectivamente: Forschungen über das Rätsel der mann- männlichen Liebe [Researches on the Riddle of Love Between Men]. Los primeros cinco aparecieron en 1864–1865, los primeros cinco en 1868–1869, y uno cada año en 1870 y 1879. En el principio, Ulrichs parece haber basado gran parte de su teoría en un análisis de su propia preferencia sexual, suponiendo que todos los otros hombres homosexuales eran como él mismo. Después sus primeros escritos lo pusieron en contacto con una gama más amplia de tipos homosexuales, a través de su editora, la teoría tuvo que volverse más compleja, pero para 1868 había alcanzado una forma fija.9

 

Ulrichs encontró la base para su teoría en los estudios contemporáneos de embriología. Lo impresionó particularmente el hecho de que los órganos sexuales futuros no están diferenciados en los estadios tempranos del desarrollo del embrión humano. (Puede recordarse que la primera evidencia que sugirió una base cromosómica para la determinación de género fue publicada en 1905 por Nettie M. Stevens of Bryn Mawr College y Edmund B. Wilson de la Columbia University.)10 Esto sugirió a Ulrichs la posibilidad de que un embrión pudiera desarrollarse en una u otra dirección, tanto en relación con la diferenciación de los órganos sexuales como del impulso ssexual. De estos dos hechos, el primero se lograría por la supresión de una dirección (a la mujer o al varón) del desarrollo. Al mismo tiempo, la dirección del futuro impulso sexual, que despertaría en la pubertad, sería determinada por un mecanismo más difícil de entender. Ulrichs estaba convencido de que la existencia del impulso sexual depende de los órganos sexuales, pero enfatizaba que “la dirección masculina or feminina” del impulso sexual es independiente de “la forma masculina or femenina” de los órganos sexuales.

 

Citando casos de hermafroditas físicos conocidos, 11 Ulrichs señaló que, así como “la regla” de la naturaleza no siempre es seguida en la diferenciación de los órganos humanos, así también la diferenciación del impulso sexual puede variar de la regla usual. Sacó esta conclusión:

 

Lo que está presente en germen puede también desarrollarse. Pero cada embrión primario trae en sí mismo potencialmente desarrollables testículos, penes, cavidad corporal capaz de crecer hasta ser un escroto, y junto con esto el germen de un desarrollo síquico potencial del impulso sexual femenino. Además, la Naturaleza al crear no tiene éxito en hacer que toda criatura esté de acuerdo a la regla. Ésta es la clave al rompecabezas del amor Uranio {homosexual}.12

 

Ulrichs aparentemente aceptó sin cuestionarla la idea de que el amor dirigido a un hombre debe ser el amor de una mujer, y vio una confirmación de su teoría que podía detectar rasgos “femeninos” en sí mismo y en otros varones homosexuales (por ejemplo, gestos, manera de caminar, amor por los colores brillantes). Resumió su teoría en un dístico latino que precede y explica el título de su segunda publicación de 1864, Inclusa:

 

Sunt mihi barba maris, artus, corpusque virile;

His inclusa quidem: sed sum maneoque puella.13

 

[Tengo yo una barba masculina, y miembros y cuerpo viril;

soy una que está encerrada por ellos; pero soy y sigo siendo una muchacha]

 

Esta idea fue expresada más claramente en la frase anima muliebris virili corpore inclusa [un alma de mujer encerrada en un cuerpo viril] [a feminine soul confined by a masculine body].14

 

Una consecuencia de la teoría de Ulrichs es que el hombre homosexual sentirá una cierta incomodidad por el confinamiento de su alma femenina en un cuerpo masculino, una incomodidad que no sabe cómo explicar. “Porque no todos llegan a la conciencia de este elemento de mujer. Yo mismo, como lo mencioné, me hice consciente de él muy tarde, y podría no haber llegado nunca a él si no hubiera sopesado el rompecabezas del amor Uranio y hubiese conocido a otros Urnings.”15

 

Ulrichs advirtió en 1864 que uno de los primeros en referirse a sus escritos en letra impresa fue K. M. Benkert.16 Benkert, que no adoptó la terminología de Ulrichs, más tarde acuñó el término “homosexual.” Este sin embargo nunca fue usado por Ulrichs.17 Para su propia terminología, Ulrichs se volvió hacia el discurso de Pausanias en el Symposium de Platón:

 

Porque todos sabemos que el Amor es inseparable de Afrodita, y si hubiera sólo una Afrodita habría solamente un Amor; pero como hay dos diosas debe haber dos Amores. ¿Y no tengo razón al afirmar que hay dos diosas? La más vieja, que no tiene madre, que es llamada la Afrodita celestial, es la hija de Urano; a la más joven, hija de Zeus y Dione, la llamamos de la plebe [común]… El amor que es progenie de la Afrodita de la plebe … tiende a ser por las mujeres… Pero la progenie de la Afrodita Celestial se deriva de una madre en cuyo nacimiento la mujer no tuvo parte … Los que están inspirados por este amor se vuelven hacia el varón.18

 

Ulrichs modificó los nombres en esta leyenda para crear los sustantivos Urning y Dioning respectivamente para los varones homosexuales y heterosexuales.19 Esta terminología permitió la adición de las terminaciones femeninas alemanas para formar Urningin y Dioningin para sus contrapartidas mujeres, esto es, mujeres homosexuales y heterosexuales. Si bien esta teoría parecía adecuada para explicar su propio ser, un conocimiento más cercano de otros Urnings le mostró más variedad que la anticipada y Ulrichs se vio forzado a elaborar todavía más su propia teoría. Había dos clases de Urnings, los Mannlinge y las Weiblinge (los masculinos y los femeninos), entre las cuales había una “serie bastante regular” de los tipos intermedios.20 El Mannling tiene alma e impulso sexual femeninos, pero de otro modo es enteramente masculino: la Weibling is masculina sólo en el género del cuerpo. (Ulrichs se ubicaba a sí mismo a medio camino entre estos extremos.) Ulrichs entonces consideraba al hombre bisexual, al que denominaba Urano-dioning, y distinguía dos tipos, el “conjuntivo” (los que tienen tanto sentimientos tiernos como apasionados hacia otros hombres) y el “disyuntivo” (los que tienen sentimientos tiernos hacia otros hombres, pero apasionados sólo hacia mujeres).21 Ulrichs admitió que su teoría del germen indeterminado del impulso sexual en el embrión no explicaba la existencia de estos dos tipos, y así sugirió la posibilidad de que hubiera dos gérmenes no corpóreos de impulso sexual en el embrión, uno para el amor tierno y otro para el amor apasionado, cuya dirección se determinaba separadamente. Agregó, sin embargo, que debía tenerse cuidado al clasificar a alguien como un Uranodioning conjuntivo, ya que una inspección más de cerca a menudo ha mostrado que estos tipos aparentes de hecho son virilisierte Mannlinge, esto es, Urnings que, a través de forzarse a sí mismos o por hábito, han aprendido a actuar como Dionings.22 Comprendiendo, quizás, que aquí estaba pisando terreno peligroso,  Ulrichs se apuró a agregar que esta hazaña no es posible para todos los Urnings.

 

Como contrapartida del virilisierte Mannling, está el uranisierter Mann o Uraniaster, el hombre que actúa como un Urning.23 Ulrichs sugirió que el factor causal usual de esta condición es la falta de mujeres (había notado el fenómeno en prisiones y barracas militares) pero no descartó la posibilidad de elección individual. Cuando se recuerda que también debía haber una clasificación de mujeres paralela a la que recién describimos para homos, y cuando se consideran las posibilidades matemáticas de las variedades de los hermafroditas físicos, la teoría parece pronta a colapsar bajo el peso de sus propias complejidades. 

Sin embargo, hubo factores más importantes operando contra la aceptación general de la teoría. Uno fue la corriente de pensamiento que comenzó en el siglo XVIII y que subrayaba los peligros físicos del sexo no procreativo.24 La masturbación, por ejemplo, llegó a ser considerada en el siglo XIX como una de las causas primordiales de insania.25 Otro factor era la acusación de que Ulrichs era culpable de defensa sesgada [special pleading], since he himself was admittedly homosexual. Por esta última razón, Ulrichs buscó, y a menudo mencionó, el interés de los científicos en su teoría, por tenue que haya sido su apoyo. El éxito mayor de Ulrichs fue ganar el interés de Richard von Krafft-Ebing, que le escribió a Ulrichs el 29 de enero de 1879:

 

El estudio de sus escritos sobre el amor entre hombres me interesó en el más alto grado, … ya que usted …. por primera vez habló abiertamente de estos asuntos. Desde ese día, cuando (creo que fue en 1866) me envió sus escritos, he dedicado mi plena atención a este fenómeno, que en el momento me era tan desconcertante como interesante; fue sólo el conocimiento de sus escritos lo que condujo mis estudios a este campo tan importante.26  

 

Este reconocimiento, sin embargo, llegó demasiado tarde para reconfortar a Ulrichs. Al llegar 1879 su teoría de la naturaleza congénita de la homosexualidad estaba siendo minada por el modelo médico (enfermedad) de homosexualidad que estaba desarrollándose y del que Krafft-Ebing fue el vocero principal. Ulrichs se quejaba:

 

Mis oponentes científicos son fundamentalmente doctores de la insania. Así, por ejemplo, son los casos de Westphal, v. Krafft-Ebing, Stark. Han observado Urnings en asilos de lunáticos. Aparentemente nunca han visto Urnings mentalmente saludables. Las ideas publicadas de los doctores de los insanos son aceptadas por los otros.27

 

Ulrichs, que sentía haber descubierto una verdad básica sobre los seres humanos, había pensado al principio, como muchos reformadores, que la gente solamente necesitaba que se les revelara la verdad para aceptarla. Que esto no ocurriera se debía, quizás, no a un rechazo del aspecto explicativo de su teoría, sino de un prejuicio contra las conclusiones lógicas que Ulrichs había extraído de ellas. Ulrichs era abogado y rápidamente señaló las implicaciones de su teoría, que la actividad homosexual (por supuesto que bajo ciertas condiciones restringidas) era enteramente natural y legal. Así, ya que las personas homosexuales estaban por naturaleza atraídas a miembros del propio sexo, las leyes que proscribían los “actos antinaturales” no se les aplicaban, en la medida en que, por supuesto, el receptor de las atenciones homosexuales aceptase libremente ese abordaje. Este último fue un punto difícilo para Ulrichs, ya que creía que los individuos homosexuales rara vez se sentían atraídos entre sí.28

 

Ulrichs, sin embargo, no tenía oposición a admitir que algunos actos homosexuales era acciones de personas depravadas para los que los actos no eran de hecho “naturales.” Su disposición a aceptar esta posibilidad debilitó gran parte de su argumento legal, porque como era imposible distinguir actos homosexuales naturales de antinaturales, no había modo de determinar si un acto era legal o ilegal. La solución simple era borrar todas las restricciones legales sobre los actos homosexuales como tales, en tanto que se retenían las leyes de edad de consentimiento, las leyes contra el uso de la fuerza y así siguiento. Ésta de hecho era la situación en Hanover hasta que fue anexada a Prusia en 1866 en calidad de provincia.  

 

Ulrichs objetó a que los prusianos invadieran su tierra natal no sólo porque temía (correctamente) que Prusia impusiera sus leyes antihomosexuales, sino también por lealtad al exiliado rey Jorge V. Ulrichs se volvió un activista político y fue arrestado dos veces por sus declaradas ideas sobre los derechos políticos. En el curso de su segundo arresto, en 1867, la policía confiscó en su hogar una gran colección de manuscritos sobre el amor homosexual, y la prensa usó la ocasión para ridiculizarlo a él y a su partido.29

 

Al ser liberado de su prisión Ulrichs fue obligado a abandonar Hanover. Se mudó a Baviera, donde los actos homosexuales eran todavía tolerados por la ley. Allí, el 19 de agosto de 1867, en el Congreso de Munich de Juristas Alemanes, en un acto del que se puede decir que marca el comienzo del movimiento homosexual de emancipación en Alemania, habló en defensa de los derechos de los varones y mujeres homosexuales.30 Ulrichs fue obligado a callar por el griterío, pero estaba orgulloso de su acción, y más tarde escribió que deseaba abrir “un sendero hacia la libertad.”31 La marcha hacia el sur de las estrictas leyes prusianas, sin embargo, no pudo ser detenida y al llegar 1872, después de la unificación de Alemania, las normas antihomosexuales se habían extendido a todas las partes de Alemania. La publicación final de Ulrichs sobre “el amor entre hombres,” en 1879, describió los efectos desastrosos de esta legislación. Sintiéndose expulsado de Alemania meridional, en 1880 Ulrichs buscó una nueva patria en Italia. Eventualmente se estableció en Aquila, donde se ganó la vida enseñando idiomas y publicando un periódico en latín. Allí murió el 14 de julio de 1895 y fue enterrado junto a la tumba familiar de su benefactor, el arqueólogo Niccolò Persichetti.22

 

El meollo de la teoría de Ulrichs (la naturaleza congénita de la homosexualidad) fue defendido más tarde por Havelock Ellis y otros, pero sin la base sicológica que Ulrichs le había postulado. Probablemente ningún estudioso serio aceptó posteriormente la idea de un anima muliebris virili corpore inclusa, aunque la idea de un “cerebro de varón feminizado” todavía persiste en la biología contemporánea, y el “tercer sexo” sigue siendo materia prima de la ficción popular.

 

Al llegar 1891, un profesor norteamericano había señalado una objeción básica a la presunción no aseverada que subyacía en la teoría de Ulrichs: “Hay un error en la idea de que el amor femenino es el que está dirigido a un hombre, y que amor masculino es el que se dirige a una mujer. Esta doctrina involucra una petición de principio del todo.”33 No parece habérsele ocurrido a Ulrichs que un hombre podía amar a otro hombre, y así se vio conducido al argumento circular de algún modo de que un hombre podía amar a otro hombre solamente si el amante en realidad tenía un alma femenina, y que el hecho de tener un alma femenina se probaba porque ese hombre amaba a otro hombre. Ulrich sabía por experiencia que un hombre puede verdadera, honesta y naturalmente amar a otro hombre sexualmente. Sacar la conclusión de que su amor era femenino, basándose en la presunción de que un hombre no podía amar a otro hombre, era en realidad “petición de principio.”

 

Hablando estrictamente, la teoría del “tercer sexo” de Ulrichs se ubicó fuera de la corriente principal de las explicaciones médicas de la homosesxualidad que se estaban desarrollando. Éstos eran en esencia intentos de justificar la condena que la sociedad hacía de los hombres y mujeres homosexuales, en tanto que Ulrichs buscaba exonerar a la homosexualidad. Irónicamente, la idea de Ulrichs de que el varón homosexual no es un “verdadero” hombre ha sobrevivido como uno de los estereotipos usados en la represión de la homosexualidad del varón. Cuando fue propuesta por Ulrichs, sin embargo, era una idea progresista que tuvo un efecto liberador no solamente en Ulrichs sino también en muchos de sus “camaradas de naturaleza”. Su teoría del “tercer sexo” ha sido abandonada… a decir verdad, los liberacionistas gays modernos parecen cada vez menos preocupados por la etiología de la homosexualidad; pero el rol de Ulrichs como pionero del movimiento de la liberación gay no puede ser negada. A medida que nos acercamos al centenario de su muerte, podemos recordar la dedicatoria de la edición reunida de sus escritos sobre el tema, impresa en 1925 en el centenario de su nacimiento: “A la memoria eterna de . . . Karl Heinrich Ulrichs, el gran defensor de la emancipación del amor del mismo sexo, que se sacrificó a sí mismo para librarlo de la persecución legal y el ostracismo social.”34

 

NOTAS 

  1. Alan P. Bell y Martin S. Weinberg, Homosexualities: A Study of Diversity Among Men and Women (New York: Simon & Schuster, 1978), p. 195.
  2. Vern L. Bullough, “Homosexuality and the Medical Model,” Journal of Homosexuality 1 (1974): 99.
  3. Karl Heinrich Ulrichs, Forschungen über das Rätsel der mannmännlichen Liebe, 12 vols. in one (Leipzig, 1898; reprint ed., New York: Arno Press, 1975), 7:3.
  4. La información sobre la familia de Ulrichs está tomada de los registros de la Iglesia Evangélica Luterana de Aurich, República Federal de Alemania.
  5. De la afirmación autobiográfica incluída en Niccolò Persichetti, In Memoriam Caroli Henrici Ulrichs, Ephemerides Cui Titulus ‘A laudae’ Auctoris, Sylloge (Rocca San Casciano, Italia: publicado privadamente, 1896), p. 5.
  6. Gustav Mayer, Johann Baptist van Schweitzer und die Sozialdemokratie, ein Beitrag zur Geschichte der deutschen Arbeiterbewegung (Jena.: Gustav Fischer, 1909), p. 69.
  7. Ulrichs, 3:18. [N. del T.: A Schweitzer se refieren despreciativamente Karl Marx y Engels en su correspondencia, como lo hacen con todos los luchadores populares socialistas o anarquistas que hayan sido o de los que se haya dicho que fueron homosexuales]
  8. Magnus Hirschfeld, “Vier Briefe von Karl Heinrich Ulrichs (Numa Numantius) an seine Verwandten,” Jahrbuch für sexuelle Zwischenstufen 1 (1899):56.
  9. Ulrichs, 7:25–73.
  10. Garland E. Allen, “Edmund Beecher Wilson,” en Dictionary of Scientific Biography, 16 vols., ed. Charles C. Gillispie (New York: Scribners, 1970–80), 14:431. Las cuestiones de prioridad se discuten en Stephen G. Brush, “Nettie M. Stevens and the Discovery of Sex Determination by Chromosomes,” Isis 69 (1978): 163–72.
  11. Ulrichs, 1:16–19.
  12. , 4:77–78.
  13. Ibid, 2:4.
  14. , 7:3.
  15. , 2:87.
  16. , 4:7. Ulrichs se refiere to K. M. Benkert, Erinnerungen an Charles Sealsfield (Leip- zig: Ahn, 1864), p. 74.
  17. El término “homosexual” parece haber sido usado por primera vez por K. M.

Benkert [Kertbeny], en Paragraph 143 des preussichen Strafgesetzbuches vom 14.4.1851 und seine Aufrechterhaltung als Paragraph 152 im Entwurf eines Strafgesetzbuches für den Norddeutschen Bund. . . (Leipzig, 1869), reimpreso en Jahrbuch für sexuelle Zwischenstufen 7 (1905): 1–66.

  1. The Dialogues of Plato, trans. Benjamin Jowett, 2 vols. (New York: Random House, 1937), 1:309. [N. del T: traduzco de texto inglés de Jowett.]
  2. Ulrichs, 1:21.
  3. , 7:35.
  4. ,7:45.
  5. ,7:51.
  6. , 7:56.
  7. Vern L. Bullough y Martha Voght, “Homosexuality and Its Confusion With the ‘Secret Sin’ in Pre-Freudian America,” Journal of the History of Medicine 28 (1973): 147.
  8. Gail Pat Parsons, “Equal Treatment for All: American Medical Remedies for Male Sexual Problems, 1850–1900, “Journal of the History of Medicine 32 (1977): 62.
  9. Ulrichs, 12:108.
  10. , 12:122.
  11. Ulrichs también subestimó la cantidad de varones homosexuales, y estableció la cifra para Alemania en un hombre cada 500.
  12. Ulrichs, 9:15.
  13. Hubert Kennedy, “Karl Heinrich Ulrichs: Pioneer of Homosexual Emancipation,” The Body Politic, March 1978, pp. 23–25 y April 1978, pp. 24–26.
  14. Ulrichs, 6:13, La frase se refiere al héroe nacional suizo Arnold von Windelried, quien, en la victoriosa batalla de Sempach en 1386, condujo la carga que rompió las filas austríacas. Cayó al grito legendario de: “¡Un sendero hacia la libertad!”
  15. Magnus Hirschfeld, Die Homosexualität dcs Mannes und des Weibes (Berlin: Louis Marcus, 1914), p. 967.
  • Havelock Ellis y John Addington Symonds, Sexual Inversion (London, 1897; re- print ed., New York: Arno Press, 1975), p. 274. Este profesor ha sido identificado como James Mills Peirce, profesor de matemáticas y primer decano de la Graduate School of Harvard University. Véase Hubert Kennedy, “The Case for James Mills Peirce,” Journal of Homosexuality 4 (1978): 179–84.
  • 1:3.