El estudio aquí presentado apuntó a evaluar la prevalencia de identidades sexuales en Brasil a lo largo de la edad y el sexo, basado en cinco categorías (heterosexuales, mayormente heterosexuales, bisexuales, mayormente homosexuales, y homosexuales) y evaluar la ideación y conducta eróticas en heterosexuales. Los datos fueron reunidos usando cuestionarios de autoinforme en un website de investigación. Se recolectaron y analizaron datos de 41.873 participantes. De la muestra total, 78.2% de los varones y  89.8% de las mujeres se autodeclararon heterosexuales. Las minorías de mayor prevalencia fueron los homosexuales (4.6%) y los mayormente heterosexuales (4.1%). La ideación y conducta del mismo sexo entre heterosexuales fue frecuente y las diferencias de género fueron robustas. Las no heterosexualidades fueron más prevalecientes entre las generaciones más jóvenes.

Porto Alegre, 2017; 48(2), 89-98                                                                                                                                                             Artículo original

Tendencias en orientación sexual en el Brasil

Hudson W. de Carvalho

Universidade Federal de Pelotas, RS, Brasil

Simone Conte Dall’Agnol

Diogo Rizzato Lara

Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, RS, Brasil

 

Traducción Rafael Freda. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Resumen

 

El estudio aquí presentado apuntó a evaluar la prevalencia de identidades sexuales en Brasil a lo largo de la edad y el sexo, basado en cinco categorías (heterosexuales, mayormente heterosexuales, bisexuales, mayormente homosexuales, y homosexuales) y evaluar la ideación y conducta eróticas en heterosexuales. Los datos fueron reunidos usando cuestionarios de autoinforme en un website de investigación. Se recolectaron y analizaron datos de 41.873 participantes. De la muestra total, 78.2% de los varones y  89.8% de las mujeres se autodeclararon heterosexuales. Las minorías de mayor prevalencia fueron los homosexuales (4.6%) y los mayormente heterosexuales (4.1%). La ideación y conducta del mismo sexo entre heterosexuales fue frecuente y las diferencias de género fueron robustas. Las no heterosexualidades fueron más prevalecientes entre las generaciones más jóvenes.

 

Keywords: sexual minorities; sexual orientation identity; Internet research methods; gays, lesbians and bisexuals.

Tendências da orientação sexual no Brasil

Resumo

Avaliou-se a prevalência de identidades sexuais em homens e mulheres de diferentes gerações com base em cinco categorias (heterossexuais, predominantemente heterossexuais, bissexuais, predominantemente homossexuais e homossexuais) e aferiu-se a ideação e comportamentos homoeróticos em heterossexuais. A coletada de dados foi realizada por meio de questionários de autorrelato disponibilizados em um sitio de pesquisa na Internet. Dados de 41.873 Brasileiros foram colhidos e analisados. Do total, 78.2% dos homens e 89.8% das mulheres se declaram heterossexuais, a minoria sexual mais prevalente foi a de homossexuais (4.6%) e de predominantemente heterossexuais (4.1%). Ideação e comportamentos homoeróticos em heterossexuais foram frequentes e diferenças entre homens e mulheres foram robustas. Não heterossexualidades foram mais prevalentes em gerações mais jovens.

Palavras-chave: minorias sexuais; orientação sexual; métodos de pesquisa pela internet; gays, lésbicas e bissexuais.

Tendencias de orientación sexual en Brasil

Resumen

Se evaluó la prevalencia de las identidades sexuales en hombres y mujeres de diferentes generaciones sobre la base de las cinco categorías (heterosexuales, predominantemente heterosexuales, bisexuales, predominantemente homosexuales y homosexuales) y la ideación y conductas homoeróticas fueran evaluadas en heterosexuales. Los datos fueron recolectados a través de cuestionarios de autorrelato en un sitio de pesquisa en la Internet. Se recogieron y analizaron datos de 41.873 brasileños. Del total, el 78,2% de hombres y 89,8% de las mujeres dicen que son heterosexuales, la minoría sexual más prevalente era homosexual (4,6%) y predominantemente heterosexual (4,1%). Ideación y conductas homoeróticas en heterosexuales fueran comunes y las diferencias entre hombres y mujeres fueran robustas. Identidades non heterosexuales fueron más prevalentes en las generaciones más jóvenes.

Palabras clave: minorías sexuales; orientación sexual; la investigación sobre los métodos de Internet; homosexuales, lesbianas y bisexuales.

 

Introducción

El concepto de orientación sexual clásicamente se define como impulsos sexuales de una persona hacia las personas de otro sexo, del mismo sexo o de ambos. Esta comprensión condujo al sentido común y a algunos investigadores a hacer confluir la identidad de orientación sexual con la atracción sexual y producir y reafirmar una taxonomía basada en tres categorías independientes: heterosexuales, bisexuales y homosexuales (Sell, Wells, & Wypij, 1995; Abdo, 2004; 2010). Sin embargo, esta taxonomía de tres categorías ha crecido más allá de su utilidad: desde los informes de Kinsey sobre la sexualidad de los hombres norteamericanos (Kinsey, Pomeroy, & Martin, 1948) y las mujeres norteamericanas (Kinsey, Pomeroy, Martin, & Gebhard, 1953), llegó a quedar muy claro que la orientación sexual que se tenga no predice con perfección la ideación, conducta y afecto sexuales de una persona, y que la variabilidad de identidad no puede ser reducida solamente a tres categorías. Además, los estudios que se enfocan en generaciones más recientes (como adolescentes y adultos jóvenes) han mostrado patrones de variabilidad sexual y afectiva que no pueden ser explicadas por estas tres categorías solas y, lo que es más importante, muestran que la orientación sexual es sólo parcialmente estable. Por ejemplo, los individuos que se declaran a sí mismos héteros u homosexuales “puros” pueden desplegar fantasías eróticas, involucrarse en actividad sexual o incluso desarrollar relaciones románticas con parejas del mismo sexo y también con parejas del otro sexo (Diamond, 2003). También las fantasías y experiencias hétero u homoeróticas pueden producirse, con o sin componentes afectivos, en cualquier momento del ciclo de vida (Kaplan, 1984; McCabe, Brewster, & Tillman et al., 2011).

Kinsey, Pomeroy and Martin (1948) propusieron una taxonomía en la que la identidad de orientación sexual se clasificaba tomando como base siete categorías: exclusivamente heterosexual, predominantemente heterosexual e incidentalmente homosexual, predominantemente heterosexual y más que incidentalmente homosexual, igualmente heterosexual y homosexual, predominantemente homosexual y más que incidentalmente heterosexual, predominantemente homosexual e incidentalmente homosexual, y homosexual. Kinsey et al. (1948) informaron que aproximadamente 4% de los varones son exclusivamente homosexuales a través de sus vidas, en tanto que el 10% son exclusivamente homosexuales por al menos tres años entre las edades de 16 a 55. Adicionalmente, más de uno de cada tres experimentan interacción sexual con otro hombre hasta el inicio de la pubertad (Kinsey et al., 1948), 37% de los varones pospuberales y 20% de las mujeres pospuberales tienen ya algún tipo de experiencia sexual con alguien del mismo sexo y 13% y 17%, respectivamente, tienen más experiencia sexual con alguien del mismo sexo que con alguien del otro sexo (Kinsey et al., 1948; Kinsey et al., 1953).

Los datos descritos por los informes de Kinsey y sus colaboradores (Kinsey et al., 1948; Kinsey et al., 1953), aunque son innovadores y de relevancia inequívoca en lo histórico y lo político, tienen varias limitaciones metodológicas (Maslow & Sakoda, 1952; Voeller, 1990). El conjunto de datos en el que se ejecutaron los análisis mostraba un número desproporcionado de internos de prisión (muchos de los cuales eran infractores sexuales) y no se incluyó (aunque se los entrevistó) a los afronorteamericanos. También estaban sobremuestreados los estudiantes universitarios y la gente reclutada por vía de revistas u organizaciones simpatizantes de la homosexualidad [homosexual-friendly magazines or organizations]. Tampoco era totalmente clara la distinción de los datos estadísticos y suplementarios, que mezclaban información basada en entrevistas con los registros personales diarios o periódicos de los participantes. Finalmente, todos los participantes fueron voluntarios, lo que pudo haber generado un sesgo en el que los respondientes tuvieron más probabilidad de ser sexualmente aventureros. A pesar de estas limitaciones metodológicas, esta evidencia muestra que hay una clara gradación entre la bisexualidad y los extremos puros de heterosexualidad / homosexualidad.  

Los datos transculturales sobre la prevalencia de la conducta sexual basada en entrevistas con la corriente principal de la población [mainstream interview] o encuestas de lápiz y papel muestran que los gays y lesbianas que tienen exclusivamente conducta sexual con el mismo sexo no caracterizan más del 1% de la población adulta (Sell, Wells, & Wypij, 1995; Black, Gates, Sanders, & Taylor, 2000). Sin embargo, si la definición se amplío por contacto sexual con ambos sexos y algún grado de atracción sexual por el mismo sexo, la proporción de gays y lesbianas se eleva hasta aproximadamente un quinto de la población (Savin-Williams & Ream, 2007). En Brasil, las reseñas que se enfocan en la prevalencia de identidades sexuales o conducta sexual y están basadas en muestras de población son muy raras; el único informe publicado sobre nuestro tema muestra 3.9% y 4.7% de hombres y  1.9% y 1.2% de mujeres que declararon ser homosexuales o bisexuales, respectivamente (Abdo, 2004). Sin embargo, este estudio usó la tríada clásica heterosexual / bisexual / homosexual para evaluar la identidad de orientación sexual de los participantes.

Dos recientes reseñas sistemáticas (Savin-Williams & Vrangalova, 2013; 2014) argumentaron a favor de la legitimidad de un grupo compuesto de primordialmente heterosexuales, grupo ubicado entre exclusivamente heterosexuales y bisexuales sustanciales. En la primera reseña, la evidencia mostró que los predominantemente heterosexuales presentaban un perfil particular de conducta romántica y sexual que los diferenciaba de otros grupos sexuales. Además, una parte considerable de las muestras evaluadas se identificaron a sí misma como fundamentalmente heterosexuales y esta identidad sexual era subjetivamente significativa (Savin-Williams & Vrangalova, 2013). En la segunda reseña, los autores mostraron pruebas de que los fundamentalmente heterosexuales exhibían indicadores de salud mental y física más pobres que los heterosexuales “puros”, y sin embargo exhibían un estatus de salud leve pero significativamente mejor que los bisexuales sustanciales.

En una encuesta grande y reciente hecha por la web, Guerin, Carvalho, and Lara (2015) examinaron la relación entre variables de temperamento y seis categorías de orientación sexual (heterosexuales, primordialmente heterosexuales, bisexuales, primordialmente homosexuales y homosexuales) en una muestra compuesta de 16.571 participantes adultos. Los autores encontraron perfiles de temperamento claramente distinguibles relacionados con cada categoría de orientación sexual. Además, los autores mostraron que todas las minorías sexuales (no  heterosexuales) y heterosexuales con experiencias homoeróticas mostraban un perfil de temperamento menos adaptativo en comparación con los heterosexuales sin historia de atracción o conducta homoerótica.

Si se la reúne, la evidencia antes mencionada da apoyo a la idea de que la clasificación de las identidades de orientación sexual debería incluir más que las tres categorías clásicas de heterosexual, bisexual y homosexual. Además, las identidades de orientación sexual no reflejan las tendencias sexuales y afectivas de las personas.

AAdemás, cuando se llega a la investigación de sexualidad, la metodología tiene relevancia particular. Uno de los avances recientes en la investigación de temas sensibles o delicados fue usar evaluaciones de computadora para preservar la identidad y privacidad del individuo. En este aspecto, Turner, Ku, Rogers, Lindberg y Sonenstein (1998) mostraron que la evaluación por computadora es en comparación muy superior a la recolección de cuestionarios anónimos de lápiz-y-papel en temas sensibles como la sexualidad. Además, el uso de Internet ofrece incluso mayores beneficios para asegurar la privacidad y permitir el acceso a muestras mayores (Gosling, 2004; Reimers, 2007). Usando este abordaje, el grupo de la British Broadcasting Corporation (BBC) condujo en 2005 un estudio con aproximadamente 255.000 participantes y mostró que el 90.3% se describían a sí mismos como heterosexuales, 4.2% como homosexuales (gays o lesbianas), y 5.5% como bisexuales (6.9% de mujeres vs. 4.4% de hombres). Los hombres tenían más probabilidad de describirse a sí mismos como homosexuales (5.3% de los hombres y 2.8% de las mujeres) (Reimers, 2007).

Para asegurar la privacidad en relación con temas sensibles y poder estudiar muestras grandes se desarrolló un sistema de investigación basado en internet para evaluar varios aspectos sicológicos, comportamentales y siquiátricos de la población general de Brasil (el BRAINSTEP– Brazilian Internet Study on Temperament and Psychopathology [Estudio Brasileño por Internet de Temperamento y Sicopatología]; Lara et al., 2012). El principal objetivo de esta iniciativa era investigar varias variables sociales, comportamentales y biológicas en la población general brasileña, lo que incluye tendencias en orientación sexual y conducta sexual.

El estudio aquí presentado apuntó a evaluar las tendencias de orientación sexual en los brasileños a través de la edad y el sexo usando cinco categorías: heterosexuales, primordialmente heterosexuales, bisexuales, primordialmente homosexuales y homosexuales. También se encuestó la ideación y la conducta homoerótica entre los heterosexuales. Basándonos en la investigación antes mencionada, se formuló la hipótesis de que las tasas de prevalencia de las identidades de orientación sexual serían similares a las del estudio de la BBC y más altas que las investigaciones basadas en los métodos tradicionales de entrevistas / papel y lápiz, que las generaciones más jóvenes mostrarían tasas más altas de no heterosexualidad y que una considerable porción de los heterosexuales desplegarían ideación y conducta homoeróticas.   

 

Métodos

 

Ética

 

La Comisión Institucional de Revisión del Hospital San Lucas aprobó el protocolo de este estudio (ético no 24907813.10000.5336). Todos los participantes dieron su consentimiento electrónico informado antes de entrar al sistema, que fue creado para cumplir con los requerimientos del Consejo Nacional de Salud de Brasil (Resolución 196/1996) y el Código de Ética de la Asociación Médica Mundial (Declaración de Helsinki). La participación fue voluntaria y anónima y podía ser cancelada en cualquier momento sin justificación. Los datos personales se enviaban vía una conexión segura y encriptada y se almacenaban detrás de una firewall. Nuestro sistema garantizaba anonimidad codificando las direcciones de e-mail cuando se almacenaban los datos, de modo que nadie (ni siquiera personal de la investigación) pudiera tener acceso a los e-mails de participantes específicos. Los datos se reunieron entre noviembre del 2010 y julio del 2012.

 

Participantes y procedimientos

 

La participación en el BRAINSTEP (Lara et al., 2012) fue motivada por emisión de TV nacional y periódicos locales y los voluntarios respondían la encuesta accesando el website www.temperamento. com.br. Para asegurar la confiabilidad de los datos, se insertaron preguntas que constataban la atención dentro de los instrumentos y en todo el sistema. Al finalizar el sistema había dos preguntas específicas sobre el grado de atención y sinceridad mantenido mientras se completaban cuestionarios y escalas. Solamente fueron incluidos los participantes de edades en la gama de 14 a 60 que afirmaban haber estado atentos y haber sido sinceros en todo el estudio y que tenían respuestas correctas en los chequeos de validez de atención. Una descripción más detallada del BRAINSTEP se puede accesar en otra parte (Lara et al., 2012). Una descripción detallada de los participantes está disponible en Tabla 1.

La muestra resultante con respuestas válidas consistió en 41.873 participantes, con 10.919 varones (26.1%) y 30,954 (73.9%) mujeres, con edad mediana de 30.9 ± 10.2 años. La muestra fue primordialmente caucásica (73.2%), católica (41.8%) y sin educación más allá de la secundaria (78.3%). Ser soltero, estar en una relación y ser casado estuvieron distribuidos de modo similar (24-35%). Una descripción detallada de la muestra organizada por género está disponible en Tabla 1.

 

Establecimiento de la conducta y orientación sexuales  

 

La orientación sexual se estableció con la pregunta ¿Cómo define usted su orientación sexual? Los participantes fueron forzados a elegir una entre cinco categorías de identidad de orientación sexual: Heterosexual, Primordialmente Heterosexual, Bisexual, Primordialmente Homosexual y Homosexual. Si un participante marcaba Heterosexual, se le facilitaba la siguiente pregunta: Muchas personas han tenido algún tipo de experiencia homosexual incluso siendo heterosexuales. ¿Cuál de las alternativas de abajo le corresponde a usted?, y se daban las siguientes opciones: Nunca tuve ni fantasías ni contactos homosexuales; Nunca tuve ningún contacto homosexual pero tuve fantasías sobre ello; Tuve algún contacto homosexual pero no he tenido sexo; Tuve sexo con alguien de mi sexo; y Prefiero no contestar.

 

Análisis estadísticos

 

Se aplicaron estadísticas descriptivas de orientación sexual en la muestra total y por separado para hombres y mujeres. Se condujeron otros análisis en subconjuntos de hombres y mujeres de la muestra total. Las variables continuas se presentan como medianas y desviaciones estándar. Las variables continuas se presentan como frecuencias. Las diferencias de mediana en edad se calcularon usando un análisis de ruta única de varianza usando la prueba post-hoc de comparaciones de pareja Tukey. Las diferencias de frecuencia a través de edades se calcularon con el test de chi-cuadrado. Para la evaluación de ideas, contactos y conductas homosexuales, clasificamos la submuestra heterosexual en tres grupos etarios: adolescentes (14 a 17 años de edad), adultos jóvenes (18 a 29 años de edad), y adultos (30 a 60 años de edad).

 

Resultados

 

Identidades de orientación sexual autoinformadas

 

 

La mayoría de los participantes (86.8%) se autodeclararon heterosexuales, con una proporción más alta en la muestra de mujeres (89.8%) que en la de varones (78.2%). Las dos minorías con mayor prevalencia fueron los homosexuales (4.6%) y primordialmente heterosexuales (4.1%), en tanto que los bisexuales fueron la minoría con menor prevalencia (1.2%). Hubo 11.3% y 3.5% de varones que se autodeclararon homosexuales y primordialmente homosexuales, respectivamente, comparados con 2.1% y 1.3% entre las mujeres. También una minoría de participantes prefirieron no responder a esta pregunta (1.4%). La Tabla 1 muestra en detalle las variables de orientación sexual y demográficas para la muestra total y para los subconjuntos de varones y de mujeres de la muestra.

 

Diferencias relativas a la edad en la distribución de la orientación sexual

 

* Significantly different from heterosexual group.

Figura 1. Diferencias de edad en los grupos. Los datos se analizaron con ANOVA seguidos de post-hoc de Tukey

 

Figura 2. Frecuencias relativas de orientaciones sexuales de acuerdo con la edad. El porcentaje de mujeres y varones se muestra como heterosexuales (A), homosexuales (B), bisexuales con preferencia por el otro sexo (C), sin preferencia ninguna (D) y con preferencia por el mismo sexo (E).

 

Como se muestra en la Figura 1, hubo diferencias de edad significativas entre los grupos de orientación sexual para la muestra de varones bisexuales: los bisexuales (M = 26.1±10.2), primordialmente homosexuales (M = 26.3±9.2), y los homosexuales (M = 28.3±8.6) eran significativamente más jóvenes (p < 0.001) que los primordialmente heterosexuales (M = 30.7±11.1) y heterosexuales (M = 30.5±10.4). En la muestra de mujeres, los bisexuales (M = 25.5±8.8) fueron el grupo más joven y más estadísticamente diferente de todos los otros. Los primordialmente homosexuales (M = 27.9±10.4) y los primordialmente heterosexuales (M=28.0±9.6) eran más jóvenes que los homosexuales (M = 29.0±9.4) y los heterosexuales (M = 29.8±10.2). Estos resultados se exploraron más a profundo en la Figura 2 para cada grupo de orientación sexual.

 

Heterosexuales (Figura 2A)

 

Entre los varones hubo una proporción significativamente más baja de autodeclarados heterosexuales entre los 14 y 30 años de edad y una frecuencia más alta entre los 30 y 60 años de edad. Entre las mujeres hubo menos heterosexuales entre los 14 y 20 años.

 

Homosexuales (Figura 2B)

 

Entre los varones, hubo una proporción más baja de este grupo entre los 14 y 20 años de edad y entre 40 y 60 años, pero una frecuencia más alta entre 20 y 30 años. Las mujeres mostraron solamente una disminución entre las edades de 50 y 60 años.

 

Primordialmente  heterosexuales (Figura 2C)

 

Entre varones, hubo una proporción más baja de este grupo entre los 20 y 30 años y una proporción más alta entre los 50 y 60 años. Las mujeres mostraron una proporción superior entre los 14 y 20 años y una proporción más baja entre los 40 y 60 años.

 

Bisexuales (Figura 2D)

 

Más varones informaron ser bisexuales sin preferencia ninguna a menudo entre los 14 y 20 años de edad, con una frecuencia más baja entre los 40 y 60 años. En las mujeres hubo una proporción más alta entre los 14 y 20 años de edad.

 

Primordialmente homosexuales (Figura 2E)

 

Los varones entre los 14 y 30 años de edad más a menudo informaban esta orientación sexual en tanto que entre los 30 y 60 años la frecuencia era más baja. Las mujeres mostraron una proporción más alta entre los 14 y 20 años de edad y una frecuencia más baja entre los 30 y 40 años de edad.

 

Pensamientos y conductas homoeróticas entre heterosexuales

 

Entre los varones, los heterosexuales que declararon haber tenido sexo con alguien de su sexo eran de edad significativamente mayor (M = 35.9±10.97, p < 0.001) que otros grupos (Figura 3A). En la muestra de mujeres, las heterosexuales que habían tenido contacto, pero no sexo, eran significativamente más jóvenes que las otras (M = 28.3±9.1, p < 0.001) y las que habían tenido sexo tenían edad significativamente más alta (M = 33.1±9.8, p < .001) (Figura 3B).

De modo acorde, las frecuencias relativas de las ideas, el contacto y el sexo homoerótico entre los grupos etarios eran diferentes entre los heterosexuales varones (χ2 = 250.875, df = 8, p < 0.001) y las heterosexuales mujeres (χ2 = 381.583, df = 8, p < 0.001). En los varones heterosexuales hubo un aumento de conducta homoerótica relacionada con la edad y una disminución de pensamiento / fantaseo sobre la conducta homosexual, con poco cambio en las ideas y contactos homoeróticos. Entre adolescentes varones, 3.4% informaron sexo con otro hombre, comparado con 7.2% y 15.8% de los grupos de entre 18 a 29 años y >30 años, respectivamente (Figura 3C). También hubo una disminución relativa a la edad en la frecuencia de heterosexuales varones sin fantasías o conducta homosexuales, que declinaban de alrededor de 70% a principios de su veintena a 55% en su cincuentena. Entre las mujeres heterosexuales, las ideas y el sexo homoerótico aumentaban con la edad, en tanto que el contacto tenía su pico en el grupo etario de 18 a 29 años. El sexo con otra mujer fue informado por el 0.9% de las adolescentes mujeres, comparadas con el 3.2% y el 5.3% los grupos entre los 18 y 29 años y los grupos de > 30 años, respectivamente (Figura 3D).

 

 

 

Figura 3. Edad de los heterosexuales con ideas, contacto y sexo homosexuales. Las medianas y distribución de edad se muestran respectivamente para los hombres (A y C) las mujeres (B y D).

 

 

Discusión

 

La investigación aquí presentada apunta a explorar tendencias en la identidad de orientación sexual en el Brasil por edad y sexo. También se encuestaron la ideación homoerótica y la conducta homosexual entre los participantes que declararon ser heterosexuales. Las minorías con más prevalencia fueron los homosexuales (4.6%) y los primordialmente heterosexuales (4.1%): los hombres declararon ser homosexuales más a menudo que las mujeres (11.5% versus 2.1%), en tanto que las mujeres declararon ser predominantemente heterosexuales más a menudo que los hombres (4.2% versus 3.6%). En la muestra de varones, fue claro que la no heterosexualidad fue más prevaleciente entre adolescentes y adultos jóvenes. Entre las mujeres, la bisexualidad fue más frecuente entre las adolescentes. Nuestros datos sugieren que la sexualidad de los hombres está más distribuida entre las categorías evaluadas que la de las mujeres y que la no heterosexualidad es más recurrente en las generaciones más jóvenes.

Nuestros resultados mostraron que las tasas más altas de no heterosexualidad en la juventud tenían un paralelo en la prevalencia más alta de primordialmente heterosexuales en su cincuentena, y las tasas más bajas en las generaciones de más edad de hombres heterosexuales sin ideación y contacto homoerótico/sexual. Tomados en conjunto, estos datos pueden sugerir que las personas de las generaciones más jóvenes pueden reconocer y expresar sus tendencias homosexuales más a menudo que las generaciones de más edad.

Comparados con otros estudios, nuestros resultados mostraron que la homosexualidad (4.6%) y la bisexualidad (7.2%) fueron más frecuentes y la prevalencia de homosexualidad entre los hombres fue particularmente alta (11.5%). El estudio de población brasileña previa de Abdo (2004) informó que el 2.4% y el 6.1% se autodeclaraban homosexuales y el 0.9% y 1.8% se autodeclaraban bisexuales, respectivamente para mujeres y varones, usando cuestionarios anónimos de papel y lapicera. En Nueva Zelandia la frecuencia de la homosexualidad y la bisexualidad fue de 0.8% y 0.6%, respectivamente, pero el método de recolección de datos era la entrevista presencial (Wells, McGuee, & Beautrais, 2011). Usando una entrevista telefónica anónima conducida en  Massachusetts entre 2001 y 2008, Conron, Mimiaga, & Landers (2010) encontraron que el 3% de la muestra se identificaron a sí mismos como o bien gays o lesbianas (2.0%) o bisexuales (1.0%), y los bisexuales eran significativamente más jóvenes. En Canadá y los EEUU, la proporción de homosexuales y bisexuales combinados fue de 3% entre hombres y 2% entre mujeres en una muestra de alumnos universitarios que usó cuestionarios autoadministrados (Ellis, Robb, & Burke, 2005). También informaron que a grandes rasgos el 10% de ambos sexos tienen al menos la mitad de sus fantasías sexuales involucrando parejas del mismo sexo. También, alrededor del 5% de varones no vírgenes y 0.5% de mujeres no vírgenes declararon que la totalidad de sus experiencias habían involucrado parejas del mismo sexo. En Australia, usando entrevistas telefónicas asistidas por computadora, la tasa de homosexualidad fue 1.6% para varones y 1.4% para mujeres, y la orientación bisexual fue informada por un 0.9% de varones y un 1.4% de mujeres (Smith, Rissel, Richters, Grulich, & Visser, 2003), pero algo de atracción sexual o experiencia sexual fue informado por 8.6% de hombres y 15.1% de mujeres. Usando un método basado en la web, el estudio de la BBC conducido en 2005 en más de 200.000 individuos observó 5.8% de homosexualidad y 4.6% de bisexualidad en hombres y 2.8% y 6.9% en mujeres, respectivamente; las mujeres que se autodeclaraban bisexuales eran significativamente más jóvenes (Reimers, 2007). Más recientemente, usando cuestionarios anónimos autoadministrados de lápiz y papel en adolescentes, Pathela y Schillinger (2010) informaron que el 3.2% de los varones y las mujeres sexualmente activos tenían únicamente conducta sexual con el mismo sexo, pero menos adolescentes varones que mujeres adolescentes informaron parejas sexuales de ambos sexos (3.7% vs 8.7%). Resulta interesante que muchos adolescentes sexualmente activos con parejas del mismo sexo o parejas de ambos sexos se identificaron a sí mismos como heterosexuales / héteros (39.4% de los varones adolescentes y 38.7% de las mujeres adolescentes). Estos hallazgos sugieren una gran disparidad entre identidad sexual y conducta sexual en este grupo etario. Por tanto, nuestro estudio mostró tasas más altas de homosexualidad en hombres y tasas relativamente altas de categorías intermedias (bisexuales y fundamentalmente héteros / homosexuales) en hombres y mujeres, pero nuestras tasas fueron más comparables a los estudios que usaron metodologías anónimas similares basadas en la red o que se centraban en las generaciones más jóvenes.

La evidencia retratada en el paper aquí presentado también muestra que la identidad sexual y la atracción / conducta sexuales están relacionadas, aunque no son fenómenos que se superpongan perfectamente. De hecho, nuestros datos indican que una cantidad importante de bisexuales sustanciales, particularmente entre los hombres, se involucran en actos homosexuales y despliegan fantasías homoeróticas. Por lo tanto, la investigación que apunta a ewntender la sexualidad debe abordarla examinando varios conceptos simultáneamente, como la identidad sexual, la ideación sexual, la conducta sexual, la atracción sexual, etcétera. De hecho, los hallazgos conseguidos por neuroimagen muestran que la experiencia del amor (afecto) y deseo (sexual) pueden desplegar o no bases neurobiológicas similares: patrones de activación cerebral en regiones determinadas como el caudado, el putamen, la insula y la corteza anterior cingulada están activas tanto en el amor como en el deseo. Por otra parte, el área ventral tegmental parece estar específicamente active durante las experiencias de deseo y excitación sexuales (Diamond & Dickenson, 2012). Estos hallazgos hacen surgir la posibilidad de que ciertos tipos de amor y deseo puedan ser relativamente distinguibles el uno del otro, en tanto que otros están más interconectados. Esta multiplicidad de experiencias (deseo sexual sin amor, amor sin deseo sexual y amor con deseo sexual) pueden influir sobre el modo en que las personas desarrollan su identidad sexual.

De modo similar a las propuestas de Savin-Williams y Vrangalova, (2013; 2014), los datos presentados en este estudio también desplegaron prueba de la validez de las categorías intermedias de preferentemente homosexual y preferentemente heterosexual: primero, una parte considerable de la muestra evaluada se identificó con estas categorías, mostrando una importante tasa de prevalencia y, segundo, las variaciones de sexo y edad en estos grupos produjeron resultados interpretables y heurísticos.  

También observamos un deslizamiento generacional: Nuestros hallazgos están en acuerdo con Ott, Corliss, Wypij, Rosario, y Autin (2011) que informaron un aumento de “completamente homosexual” comparado con “mayormente homosexual” y “bisexual” entre los 15 y 23 años en varones solamente. También encontraron que la edad estaba positivamente asociada con avalar una orientación de minoría sexual, que en nuestro estudio fue solamente observada para los varones que respaldaban la homosexualidad. De igual modo, nuestros resultados mostraron que la edad estaba inversamente asociada con avalar la bisexualidad, lo que está de acuerdo con otros estudios que mostraron que las generaciones más jóvenes, en particular las mujeres, tienden a autodeclararse bisexuales más a menudo.

Las razones para la prevalencia más alta de la orientación no heterosexual en las generaciones más jóvenes no son claras. Hay muchas teorías sobre la determinación de la orientación sexual, pero una evidencia creciente sugiere que está determinada por un conjunto de factores, como los genéticos (Burri, Cherkas, Spectos, & Rahman, 2011; Hamer, Hu, Magnuson, Hu, & Pattatucci, 1993; Whitam & Marthy, 1991), los neurobiológicos (Rahman, 2005; Diamond & Dickenson, 2012; Burke, Manzouri, Dhejne, Bergstrom, Arver, Fausner, & Savic-Berglung, en prensa), los hormonales (Balthazart, 2011; Leinung & Wu, en prensa), los culturales (Green, 2000; Kulic, 2009) y los sicológicos, como la teoría de Bem (1996) sobre cómo las preferencias del crío en actividades y con pares sexotípicos y sexoatípicos puede influir en la orientación sexual de la adultez. Es poco probable que estos cambios rápidos tengan una base genética, y sugieren modificaciones sicológicas y culturales en la relación persona-ambiente, aunque no se pueden excluir completamente los factores biológicos.

Las diferencias metodológicas en la recolección de datos en temas sensibles pueden tener un gran impacto en las tasas observadas debido al nivel de privacidad ofrecido por el método. Turner et al. (1998) ha demostrado que los actos homosexuales (ejecutar sexo oral o sexo anal receptivo) se declaran de 5 a 7 veces más frecuentemente con métodos de autoentrevista por interfaz asistida por computadora que con el método tradicional anónimo de lápiz y papel. Cuando los respondientes escriben en un formulario de papel con un número de identificación algunos de ellos se vuelven suspicaces sobre la privacidad de su información. Las entrevistas telefónicas anónimas también tienen este problema, ya que el número de teléfono está identificado, y las entrevistas cara a cara son la menos adecuadas de todas. En nuestra metodología, la precisión se realza putativamente al usar una interfaz anónima de computadora a la distancia (i.e. sin ningún tipo de contacto con los investigadores), por reclutamiento voluntario y proveyendo una retroalimentación al perfil temperamental del voluntario. Sin embargo, el incentivo fundamental para participar es el autoconocimiento e involucra responder cuestionarios y escalas, sesgando la muestra hacia más mujeres. Es también posible que enrolarse en nuestro estudio pueda ser relativamente más atractivo para los varones de orientación bisexual u homosexual, lo que inflaría sus números absolutos. Por otra parte, es difícil concebir que este sesgo de selección se aplicaría más a los varones jóvenes y no a los mayores (e.g. >30 años), lo que sugiere que al menos el aumento relativo en orientaciones no heterosexuales es válido. Otra limitación de nuestro estudio es seleccionar una población que tiene acceso a internet, con lo que se sobrerrepresenta a la parte más educada y rica de la población.

En conclusión, observamos un aumento de la orientación no heterosexual en las generaciones más jóvenes, particularmente de la homosexualidad y la bisexualidad con preferencia del mismo sexo en los varones y bisexualidad con preferencia por el otro sexo o ninguna preferencia en las mujeres. Se necesitan para corroborar estos hallazgos más estudios con metodologías que preserven la privacidad (preferentemente con interfaz de computadora) y con una muestra basada en la población.

 

 

 

 

Referencias

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Autores:

Hudson W. de Carvalho – Doutor, Universidade Federal de Pelotas.

Simone Conte Dall’Ágnol – Especialista, Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul.

Diogo Rizzato Lara – Doutorado, Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul.

Endereço para correspondência:

Hudson W. de Carvalho

Av. Duque de Caxias, 250 – Fragata

96030-001, Pelotas, RS, Brasil

Recebido em: 12.02.2017

Aceito em: 27.03.2017