
La sigla “HSH” (hombres que hacen sexo con hombres) desata en el mundo del activismo gay furia, rencor y burlas. De los jóvenes escucho a veces sátiras (“¿quién es el hacheeseache que vive en Fuerte Apache”?), de los mayores escucho incomprensión (¿y cómo te das cuenta de que un tipo es HSH?), de los más fanáticos escucho violencia (“decir eso es traicionar a la causa de la identidad gay”) y conclusiones contrarias a la percepción de la realidad (“eso de HSH es una discriminación contra las travestis”, y también “la identidad gay es el mejor modo de defenderse del VIH”).
“El amor no vence a la muerte:
es una apuesta contra el tiempo y sus accidentes”.(1)
Escribe: Carlos Rymar
Un alegato por la libertad sexual (1º parte)
Escribe: Andrew Sullivan